"¡Ni una más!": El grito de los políticos hispanos exigiendo justicia para Vanessa Guillén

Vanessa Guillén, de 20 años, desapareció de su unidad militar en abril. El 4 de julio, su cuerpo apareció mutilado y quemado cerca de la base
Vanessa Guillén
 

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Los reclamos de justicia para la soldado asesinada presuntamente en Fort Hood llegan a Río Grande, una pequeña localidad en Zacatecas, México, donde vivieron los padres de Vanessa Guillén antes de emigrar en busca de un futuro mejor en Estados Unidos.

El sábado, cuando el país celebraba el Día de la Independencia, el cuerpo de la joven de 20 años apareció mutilado y quemado en las afueras de la base militar, ubicada en Texas. Había desaparecido en abril sin dejar rastro.

La familia de Vanessa está desconsolada, a medida que pasa el tiempo y no tienen novedades sobre la muerte de la joven militar, a pesar de que numerosas voces han pedido profundizar las investigaciones en lo que parece ser un caso de feminicidio.

Según familiares de Guillén, ella sufría acoso y las autoridades encargadas del caso sospechan que la mató el también soldado Aaron Robinson, quien se suicidó antes de que lo interrogaran.

Una denuncia alegaba que el soldado, de 20 años, admitió ante otra mujer que mató a una mujer soldado golpeándola con un martillo en abril y luego llevó su cuerpo a un lugar remoto en el condado de Bell. La mujer, Cecily Aguilar, de 22 años, enfrenta un cargo federal de conspiración para manipular pruebas. La acusan de ayudar a mutilar y deshacerse del cuerpo de la joven.

¡Ni una más! Estamos exigiendo que las autoridades hagan una investigación independiente”, declaró con indignación este 9 de julio Angélica Dueñas, candidata hispana que está postulada para la Cámara de Representantes por el Distrito 29 de California.

Dueñas dijo conocer otros casos de acoso sexual ocultados por la autoridad militar. Todo sobre la muerte de Guillén tiene mucho de sospechoso. Sus familiares dijeron que ella estaba siendo acosada pero no quiso decir nada por miedo, lo que supone que desconfiaba de sus superiores.


El suceso no sería el primero ni asombra a nadie. Un reporte del Departamento de Defensa asegura que en 2019 los casos de persecución sexual en las fuerzas armadas crecieron un 50%, a pesar de esfuerzos de la institución.

En marzo, la senadora por Arizona, Martha McSally (republicana), dijo haber sufrido acoso cuando estuvo en la Fuerza Aérea. Las mujeres son el 20% del personal militar, pero reciben el 63% de los casos informados de acoso en el organismo, aclaró McSally.

Al mismo tiempo, la Liga de Ciudadanos Latinos Unidos (LULAC, en inglés), la más grande y antigua organización latina en el país, recordó que cuando un arma se pierde en una unidad militar, el mando pone todo “patas arriba”, pero en el caso de Guillén, a pesar de desplegar efectivos y tecnología en su búsqueda, se notó mucha indiferencia.  

El Congreso envió sus condolencias a la familia y pidió tomar “muy en serio” el asesinato de la joven soldado latina, en medio de un clima de gran sensibilidad pública hacia la desigualdad de género, el acoso y el feminicidio. Varios congresistas, especialmente de origen latino, han dado declaraciones sobre el tema y respaldado la postura del Congressional Hispanic Caucus.

 

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