Patricia Gamboa, hispana residente en Phoenix, dio positivo al coronavirus y falleció justamente el Día de la Madre, luego de llevar un mes luchando por su vida.
Un mes estuvo la mujer de 58 años combatiendo la enfermedad y no presentaba patologías que pudiesen agravar su condición. Ante los primeros síntomas de la COVID-19 reaccionó como ante una gripe normal hasta practicarse la prueba para detectar el nuevo coronavirus. Su estado de salud se fue deteriorando hasta su muerte el pasado 10 de mayo.
Su hija Lizete Campa viajó desde California para estar junto a ella en la fecha señalada y poder despedirse, aunque supiese que no podrían compartir el mismo espacio físico, pero a ella y a otros familiares se les permitió comunicarse antes de la muerte de Patricia.
Según cuenta Campa su madre “Se contagió en la fábrica donde ella trabajaba. Una persona tenía el virus y había rumores de que esa persona los había contagiado”, especifica el relato de Univisión sobre esta tragedia.
A pesar de las vidas que la pandemia ha arrebatado muchos aún subestiman su impacto. Precisamente la familia de Patricia veía al virus como una enfermedad que solo aparecía en las noticias y que no afectaría a los suyos.
Angélica Hernández, nuera de la fallecida dijo que “Yo siempre decía: no conozco a nadie que se haya contagiado, eso no es cierto, son puras mentiras del gobierno”.
Por otro lado, la hija explicó que no sabían qué podía estar aquejando a su madre. “Ella decía que se atarantaba, pero no sabía cómo explicar que no tenía respiración”, expresó adolorida.
Patricia no se detuvo a pesar de los síntomas que indican el posible contagio. La necesidad la arrojó a seguir trabajando y su cuerpo fue deteriorándose con los días hasta que asistió al hospital donde le aplicaron el examen. Pasaron dos semanas exactamente antes de que la hispana decidiera acudir a los servicios de salud. Ella apostaba por tener un simple catarro y que pasaría sin contratiempos, pero la realidad fue otra.
Durante la primera semana en el hospital Patricia necesito la ayuda de un respirador artificial para poder inhalar aire. Su nuera especificó que “La pusieron en un coma inducido y de allí empezó a decaer y decaer. El virus le atacó todos sus otros órganos y ya no pudieron hacer nada por ella”.
Lizete Campa contó que antes de morir le dijo a su madre que le diese una señal de que escuchaba. “Y cuando su corazón iba a dejar de latir, se le rodaron lágrimas. Yo sé que me estaba escuchando” añadió.
Hasta el momento Estados Unidos figura como el país más afectado por la pandemia con un total de 1 millón 469 mil 385 casos positivos a la COVID-19. El número de muertos asciende a 87 mil 662 y 317 mil 477 personas se han recuperado.
