Si persiste el estancamiento en el Congreso de los Estados Unidos, respecto al aumento del techo de la deuda, la administración podría entrar en incumplimiento, o sea, sería “incapaz de pagar las facturas”, sostuvo la periodista Sarah Kolinovsky.
La situación redundaría negativamente en los contribuyentes, en los ciudadanos estadounidenses, incluidos quienes invierten en el mercado de valores y también en aquellos que se benefician de programas como el Seguro Social y el Medicaid.
“Sería desastroso para la economía de los Estados Unidos, para los mercados financieros globales, y para millones de familias y trabajadores cuya seguridad financiera se vería comprometida por retrasos en los pagos”, advirtió a los legisladores la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, en audiencia del 28 de septiembre.
Por lo anterior, Yellen dijo que es necesario el aumento del techo de la deuda “para evitar un evento catastrófico para nuestra economía”.
¿Cuál es el límite máximo de la deuda y el impacto que este puede tener?
Anualmente el Congreso aprueba un presupuesto en el que incluye los gastos del gobierno (infraestructura, programas como el Seguro Social, los salarios de los trabajadores federales, etc.).
Adicionalmente, el Estado cobra impuestos para que los contribuyentes paguen todos esos gastos. Pero, durante años, el gobierno ha gastado más de lo que recibe en impuestos y en otros ingresos, aumentando con ello el déficit federal.
Así las cosas, el gobierno necesita pedir dinero prestado para seguir pagando lo que el Congreso ya aprobó.
El techo de la deuda es el límite que se fija a la cantidad de dinero que el gobierno de los Estados Unidos puede pedir prestado para pagar sus facturas.
Si el gobierno no está en capacidad de pedir más dinero prestado, para seguir pagando sus deudas y programas, esto genera efectos negativos que recaen en la vida de millones de personas.
Según Yellen, la Casa Blanca y el Comité para un Presupuesto Federal Responsable (organización no partidista), estos son algunos de esos efectos potenciales:
*15 millones de personas mayores podrían sufrir retrasos o dejar de percibir pagos del Seguro Social.
*30 millones de familias podrían sufrir retrasos o dejar de percibir los pagos ampliados del Crédito Tributario.
*Miembros del servicio militar de los Estados Unidos podrían dejar de recibir sus cheques de pago.
*Los beneficios para veteranos podrían detenerse o retrasarse.
*Los trabajadores postales y los empleados federales podrían dejar de recibir cheques de pago.
*La solvencia crediticia de Estados Unidos podría reducirse, aumentando las tasas de interés y con ello los pagos de hipotecas, automóviles y tarjetas de crédito.
*La duda en la moneda estadounidense, que es tradicionalmente confiable, podría hundir los mercados, con efectos adversos.
*Los fondos FEMA para las víctimas de huracanes e incendios forestales podrían detenerse.
*Se podría cortar la financiación de la salud pública en un contexto de gestión de crisis sanitaria.
*El programa de nutrición infantil y otra asistencia alimentaria podría detenerse.
Moody's Analytics ha estimado que la prolongación de un callejón sin salida, sobre el techo de la deuda, podría provocar la pérdida de casi seis millones de puestos de trabajo, aumentar la tasa de desempleo al 9% (desde el 5,2% actual) y hacer que el mercado de valores pierda alrededor de un tercio de su valor, lo que representa unos $ 15 billones.
¿Sería peor que un cierre del gobierno?
Según explicó Kolinovsky, en efecto, la situación sería aún peor. No hay antecedentes: “Estados Unidos nunca ha incumplido su crédito”.
Se suspenderían todos los programas gubernamentales aprobados previamente y los consiguientes shocks económicos no tendrían precedentes.
Subrayó así que la situación tendría efectos más adversos que cuando se produce un cierre del gobierno.
Un cierre del gobierno refiere a cuando el Congreso no aprueba un nuevo proyecto de ley de gastos para el próximo año fiscal y se detienen los nuevos pagos. En 2019, alrededor de 800,000 empleados federales se vieron afectados por un cierre del gobierno y los mercados cayeron.
“Si bien un cierre del gobierno sería perjudicial, un incumplimiento del gobierno (en sus pagos) podría ser desastroso”, indicó el Comité para un Presupuesto Federal Responsable.
“Desde que se instituyó el sistema de techo de deuda, en 1917, el Congreso nunca ha aumentado el límite de deuda. El Congreso ha votado 80 veces para aumentar o suspender el límite de la deuda desde 1960, puntualizó Kolinovsky.
¿Por qué se está alcanzando el techo de la deuda?
Técnicamente el techo de la deuda se alcanzó el 1 de agosto. En ese momento, el Departamento del Tesoro comenzó a tomar las denominadas ‘medidas extraordinarias’ para continuar pagando las cuentas del gobierno.
Pero, en algún momento, el Departamento del Tesoro se quedará sin trucos y sin efectivo. Yellen indicó a los legisladores estadounidenses que esa fecha será el 18 de octubre.
“En este momento, la deuda federal es de $ 28,43 billones, según el rastreador de la Fundación Peter G. Peterson. El límite de deuda actual es en realidad de 28,4 billones de dólares, lo que subraya la presión bajo la que está Yellen para seguir pagando las facturas a través de ‘medidas extraordinarias’”, dijo la periodista.
¿El aumento del techo de la deuda permite al gobierno gastar más?
No. Yellen explicó que: “No tiene nada que ver con futuros programas de pagos”, sino de pagar las facturas pendientes, “cumplir con los compromisos”, es decir, “pagar la factura de nuestra tarjeta de crédito”, indicó.
Elevar el techo de la deuda “no autoriza nuevos gastos gubernamentales”. “Solo permite que el gobierno pida dinero prestado para pagar gastos que los políticos anteriores ya han aprobado, incluido el ex presidente Donald Trump y el entonces líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell”, afirmó la reportera.
El enfrentamiento entre demócratas y republicanos, respecto al techo de la deuda, está teniendo lugar cuando los legisladores, en un entorno muy polarizado, debaten la aprobación de uno de los paquetes de gastos gubernamentales más grandes de la historia, la agenda de Biden, por valor de 3,5 billones de dólares.