Mujer se ahorca y deja huérfanos a dos menores en barrio habanero de La Güinera

El barrio de La Güinera, en el municipio Arroyo Naranjo, ha sido sacudido por un suceso trágico que ha conmocionado a sus vecinos. Una mujer de aproximadamente 40 años, identificada como Daima, madre de dos hijos y empleada en la Dirección Municipal de Educación, decidió poner fin a su existencia de la manera más dramática, según dio a conocer Cubanet.

Según los testimonios recabados, la mujer se ahorcó con un trozo de tela atado a un árbol en un paraje boscoso adyacente al Centro Recreativo El Triángulo. Su cuerpo sin vida fue descubierto por un hombre que pastoreaba sus animales en la zona, quien intentó auxiliarla inútilmente.

 "Cuando el hombre la encontró, ya estaba pataleando. Trató de ayudarla, pero ya era demasiado tarde", dijo una vecina a Cubanet.

Los detalles que rodean este trágico suceso revelan una historia de profunda angustia y desesperación. Según los vecinos, Daima había expresado su deseo de morir desde el pasado 14 de febrero, manifestando una idea fija que nadie pudo disuadir.

"Esta mañana conversé con ella y le dije que se calmara, que tomara café y agua y se estuviera tranquila, pero no me hizo caso. Me dijo que no le diera muela", reveló una vecina que prefirió preservar su anonimato.

Aparentemente, los problemas de salud de su hijo menor, de apenas un año y medio, sumados a otros factores desconocidos, habían socavado su estabilidad mental. "Ella andaba mal de la cabeza, también el niño últimamente se le enfermaba mucho y, al parecer, eso la sacó de sus cabales", comentó una residente.

La tragedia se consumó entre las 10 y las 11 de la mañana, pero no fue hasta cerca de las 3 de la tarde cuando las autoridades retiraron el cuerpo para su traslado a Medicina Legal. Moraima, otra vecina consternada, lamentó: "Lo más doloroso es que era una mujer llena de vida, una mujer de 40 años, joven. Algo la tenía que estar atormentando mucho para que se quitara la vida".

Este desgarrador suceso ha sumido a La Güinera en un profundo pesar, dejando a su paso innumerables interrogantes sobre las circunstancias que llevaron a Daima a tomar una decisión tan drástica. Una vida segada en la flor de su existencia, ahogada por la desesperación y el dolor.