Usuarios en redes sociales criticaron a la artista Tahimí Alvariño por prestar su rostro a un comercial de la empresa Katapulk, que vende a sobreprecio servicios y productos deficitarios en Cuba.
“¿Quién les permite poner esto?”, dije en Twitter la usuaria Betty, quien posteó una foto del cartel en Miami en el cual aparece Alvariño, y en el que se promocionan recargas a teléfonos móviles en Cuba, ofrecidas por Katapulk en consorcio con ETECSA, el monopolio de las telecomunicaciones del régimen cubano.
“Toda la Florida debería estar llena de vallas denunciando a la dictadura y mostrando a nuestros presos”, agregó Guerra, en referencia a los más de 1000 presos políticos que mantiene el Gobierno tras las protestas del 11 de julio de 2021.
Katapulk, con sede en EE. UU., es una plataforma en línea que pertenece al empresario cubanoamericano Hugo Cancio, propietario también del medio independiente OnCuba y con otras inversiones en la isla.
Katapulk ofrece alimentos y productos de aseo a precios elevados, que pagan cubanos en el extranjero para sus familiares en la isla, quienes padecen una de las crisis económicas más graves de las últimas décadas.
Actualmente, tiene presencia en 13 provincias cubanas: Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Mayabeque, Matanzas, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Camagüey, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.
La plataforma pertenece a Fuego Enterprise Inc., una empresa de Estados Unidos activa en medios y entretenimiento, telecomunicaciones, viajes y bienes raíces, que en Cuba tiene licencia también para comercializar productos agroalimentarios, artesanales y bienes de consumo.
Fundada en 2004 y conocida hasta 2012 como Grupo para el Desarrollo de Negocios con Cuba, la compañía fue creada por Cancio, su propietario y principal accionista.
En julio de 2021, el Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera de Cuba (Mincex) autorizó la inscripción y otorgó la licencia correspondiente a la empresa en el Registro Nacional de Representaciones Comerciales Extranjeras, adscrito a la Cámara de Comercio de la isla.
Fue la primera autorización de esta naturaleza dada a una compañía propiedad de un cubanoamericano, aunque OnCuba, filial de Fuego Enterprise, operaba desde años antes en sus distintas ramificaciones (medio de comunicación y agencia de viajes) con oficinas en la capital cubana.
