Los 10 oficiales del Equipo SWAT del Departamento de Policía de la ciudad Hallandale Beach, en el condado Broward, Florida, informaron recientemente a la jefa de la policía en la localidad, Sonia Quiñones, su decisión de renunciar.
Uno de los motivos de la renuncia colectiva, según explicitaron en la comunicación girada a Quiñones, es su inconformidad con el hecho de que personal del mando policial de la ciudad se arrodillase en solidaridad con una autoridad electa que dijo querer que los oficiales policiales sean “despedidos y acusados”.
Los renunciantes citaron en la carta muchos problemas para sus renuncias. Estos van desde la “angustia y el estrés” del clima político actual hasta el poco equipamiento y capacitación que reciben para el cumplimiento de sus labores, refiere Local 10 News.
Sin embargo, como un problema cumbre marcaron la referida situación, que les disgustó sobremanera. “Tener miembros del Personal de Comando que se arrodillan en solidaridad con la vicealcaldesa Sabrina Javellana (quien dijo que quiere que los oficiales sean 'despedidos y acusados') ..., esta falta de apoyo es paralizante...”, subrayaron.
Asimismo, "el riesgo de llevar a cabo nuestras tareas en esta situación ya no es aceptable para nosotros y nuestras familias. La angustia y el estrés de saber lo que se nos puede pedir legalmente que hagamos en el clima político actual, combinado con la situación actual y varios eventos recientes a nivel local, nos deja en una posición insostenible", detallaron los denunciantes.
"El colectivo no está equipado de forma óptima, no recibimos suficiente entrenamiento y con frecuencia nos restringen nuestras tácticas producto de la politización que se vive, hasta el punto de colocar la seguridad de los perros por encima de la seguridad de los hombres del equipo. En cualquier caso, el equipo ha seguido operando en estas condiciones, con una creciente sensación de vacilación. Esta vacilación crea problemas de seguridad para los oficiales que no pueden ser ignorados o pasados por alto", agregaron en su carta dirigida a Quiñones.
Desde la perspectiva de los ya ex-SWATs, la administración de la ciudad ha mostrado "un claro desdén" por la agencia, así como "falta de voluntad para proporcionar presupuestos adecuados para abordar los problemas de capacitación y equipo mencionados anteriormente".
"La Comisión de la Ciudad ha faltado abiertamente el respeto a los oficiales... La vicealcaldesa, Sabrina Javellana, ha realizado abiertamente declaraciones ignorantes e inexactas que atacan las espléndidas acciones de los oficiales de la ciudad y el equipo de SWAT. Ella ha protestado activamente contra nosotros. Ella ha demostrado que le encanta mancillar el trabajo duro y la dedicación de los profesionales de esta agencia profesional, teniendo la osadía incluso de compararnos con los oficiales de Minneapolis", suscribieron los agentes.
Lo más sorprendente de todo, en palabras de ellos, es que miembros del equipo de Comando se arrodillaran en solidaridad con Javellana mientras políticos y activistas coreaban: "Howard Bowe, vuelva a abrir el caso Fiscal del Estado, vuelva a abrir el caso".
El pedido instaba a las autoridades judiciales a reabrir el caso de Howard Bowe, afrodescendiente que murió en 2014, a su 34 años, 11 días después de una incursión del equipo SWAT en su casa, que daba cumplimiento a una orden de allanamiento como parte de una investigación de narcóticos.
En el allanamiento, los SWAT dispararon a Bowe, lo que a la postre provocó su muerte. Cuatro años después, en 2018, la Comisión de la Ciudad de Hallandale Beach votó por unanimidad para pagarle a la familia de Howard Bowe por los daños ocasionados.
De acuerdo con los ahora renunciantes, el caso de Bowe fue investigado por un Gran Jurado y el Fiscal del Estado, y se estableció un acuerdo en una acción civil, por lo que no debería usarse con fines políticos para dañar la imagen de los SWAT y las fuerzas policiales, a raíz del asesinato de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis, el 25 de mayo.
Sobre la renuncia del equipo SWAT, el gestor municipal de Hallandale Beach, Greg Chavarria, dijo que la ciudad les agradece por su servicio a los renunciantes, pero cuestionó la interpretación que hicieron del hecho de que la jefa de la policía se uniera a los miembros de la comunidad para ponerse de rodillas contra el “racismo, el odio y la intolerancia”.
“Han declarado incorrectamente que el gesto fue en apoyo de un funcionario electo. Esto simplemente no es cierto”, precisó Chavarria, que además aclaró que, pese a la renuncia de todos los del equipo SWAT, la policía de Hallandale Beach sigue teniendo cobertura de armas y tácticas especiales.
“Si bien la renuncia voluntaria de nuestros oficiales de esta asignación es desafortunada, nuestros residentes deben estar seguros de que no ha tenido ningún impacto en nuestro compromiso de proteger su seguridad”, afirmó el administrador, al tiempo que especificó que los oficiales renunciaron a SWAT, pero no al departamento de policía en su totalidad.