El pasado 19 de noviembre se celebró el Día Internacional del Hombre y al llenarse las redes de memes en una especie de batalla trascendental entre Machistas y Feministas, y la resurgencia del fantasma del lenguaje inclusivo, pensé que el patriarcado como orden social, con su día de celebración y todo, debía traer junto a sus pros algunos contras, como todo en este mundo...
Imagine que cada vez al finalizar el coito y alcanzar el esperado clímax u orgasmo, comience a presentar confusión mental, dificultar para articular ideas, trastornos de memoria, dolores musculares diversos, dolor de cabeza, mareos, coriza, irritación nasal, enrojecimiento ocular, sensación de incomodidad, y más prominentemente fatiga intensa que le obliga a guardar cama o dificulta realizar sus tareas habituales hasta por una semana después. Es como si en vez del sublime acto sexual nos hubiesen apaleado, contagiado de gripe y después, drogado. Este es el caso de un raro trastorno de la sexualidad llamado Síndrome de Enfermedad Post Orgásmica.
El padecimiento se presenta clásicamente en hombres jóvenes, luego de las primeras eyaculaciones en la pubertad o alrededor de los 20 años, sin que otra causa pueda explicar todos los síntomas. Es considerado una enfermedad rara para la cual no existe cura, solo estrategias individuales de manejo.
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Sin embargo, no es tan infrecuente como se pensaba, dado que hay muchos hombres que la padecen sin reportarlo, debido a concepciones machistas y prejuicios sociales. Las causas no están claras, pero se piensa que puede relacionarse con complicados mecanismos de hipersensibilidad del sistema inmune o debido a trastornos hormonales.
No se trata de un trastorno psicológico tipo hipocondría, como se dice de individuos fácilmente sugestionables, ni siquiera de un trastorno psicosomático en que sí hay síntomas físicos, pero son causados por órdenes mentales inconscientes. No, estamos hablando de un verdadero trastorno físico y palpable.
Existe algunos trastornos parecidos— no precisamente el de marras—, que no resultan menos sorprendentes:
1- Síndrome de Tristeza Post Coital. En vez de la placentera sensación esperada, el enfermo siente una sensación de tristeza. Ocurre por igual en hombres y mujeres, y no requiere que se llegue al orgasmo para su aparición.
2- Cefalea Post Coital. Es la aparición súbita de dolor de cabeza luego de terminado el acto sexual, usualmente intensa, más común en los hombres.
3- Orgasmolepsia. Como indica su nombre, combina las palabras orgasmo y epilepsia en una suerte de parálisis y caída de todo el tono muscular luego del orgasmo.
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Tal vez las creencias de viarias culturas asiáticas, que asocian la vitalidad al semen, al extremo de llamarlo “Fluido Vital”, estén sustentadas en este tipo de trastornos, y cada civilización encontró su manera de representar esto que hoy llamamos Síndrome de Enfermedad Post Orgásmica.
En la India se le ha llamado Dhat Syndrome; en China, Shen-k’uei; Prameha en Sri Lanka, y en otros lugares del sudeste asiático se le conoce como Jiryan. Todos ellos son considerados por la psiquiatría actual como patrones culturales de ansiedad generados por temor a la pérdida del semen.
Pareciera como si la ciencia, lejos de refutar los viejos mitos de los abuelos, hubiese venido a confirmarlos cada vez con más pasmosa certeza.
Los que han practicado deportes o los practican, quizás recuerden la proverbial aversión de los entrenadores a que sus pupilos tengan contacto sexual los días previos a un gran evento. El ideario popular está lleno de historias de boxeadores que cayeron a la lona luego de que “Dalila le cortara la melena a Sansón” la noche anterior...