Olvidados horrores de hambrunas revelan por qué se debería valorar la prosperidad aún más

Es una maldición de los económicamente prósperos que a menudo olvidemos cómo llegamos a ser tan prósperos en primer lugar y se nos olvidan los horrores de hambrunas que vivió el mundo.
Foto de archivo de la librería del Congreso. Línea de hombre para recibir alimentos
 

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Los mercados libres le han permitido a Occidente tener un crecimiento económico sin precedentes y alcanzar niveles de vida cada vez más altos, año tras año. A menudo olvidamos lo que consideramos artículos de uso cotidiano ahora, ni siquiera los más ricos lo poseían hace 100 años.

John D. Rockefeller fue uno de los hombres más ricos de la historia, posiblemente el más rico. Su patrimonio neto ajustado, aunque varía de una fuente a otra, fue de al menos varios cientos de miles de millones de dólares una vez ajustado a la inflación. Sin embargo, John D. Rockefeller nunca en su vida tuvo un teléfono celular. Sólo hacia el final de su vida en la década de 1930, la televisión comenzó a existir, y era muy inferior a los televisores que conocemos y disfrutamos hoy en día.

Internet ha cambiado completamente nuestro mundo, pero el pobre Rockefeller nunca en su vida usó una aplicación de mensajería instantánea para hablar con sus amigos y familiares. Probablemente podrías dar una mirada a tu alrededor y ver numerosos artículos y lujos que no existían en su vida. (Rockefeller murió en 1936).

El despegue a nuevas alturas significa que algunas cosas quedan atrás. Las crisis existenciales que amenazaron la supervivencia del hombre hace cientos de años son desconocidas para la mayoría del mundo desarrollado hoy en día. Uno de estos horrores olvidados es la hambruna. Durante una hambruna, no sólo a tí te falta comida, sino que también le faltan tus vecinos y amigos.

Los campos están vacíos. Los pastos están vacíos. Los silos están vacíos. Los mercados están vacíos. Los estómagos están vacíos. Esta situación podría persistir durante varios meses antes de que empiecen a llegar más alimentos de la cosecha. Hasta entonces, vacío.

Cornelius Walford escribió un libro en 1879 titulado, Las hambrunas del mundo. Ofrece un breve pero desgarrador vistazo a cómo era el pasado. El comienzo del libro nos da una lista de cada hambruna registrada antes de la publicación del libro, comenzando en 1708 AC. Se proporciona una breve descripción con cada entrada de la lista de hambrunas.

El registro más temprano dice: "436... Hambre: Miles de personas se arrojaron al Tíber". La mayoría de los primeros datos carecen de detalles, considerando que a menudo tenemos información muy limitada, pero una vez que llegas a la Edad Media, los detalles comienzan a surgir. Aquí hay algunos puntos destacados:

  • Irlanda 963-64: Una hambruna intolerable, "de modo que los padres vendían a sus hijos por comida".
  • Inglaterra 1073: Hambruna, seguida de una mortalidad tan feroz que los vivos no podían cuidar de los enfermos ni enterrar a los muertos.
  • Irlanda 1586: "Se dice que se comió carne humana".

Esta no es la única referencia al canibalismo, tristemente. Se informa en varias entradas.

Este es probablemente uno de los libros más deprimentes que podrías leer, pero sirve como un valioso recordatorio.

Sólo elegí unos pocos ejemplos arriba, pero hay cientos de hambrunas listadas por Walford. Su gran número de hambrunas es entendible. Durante siglos, todo lo que se necesita es una mala cosecha para destruir una sociedad durante muchos años.

Para nuestras mentes modernas y comodidades modernas, es difícil imaginar que en cualquier momento podríamos estar al paso de una mala cosecha que nos ponga al mundo al revés. En nuestro mundo, la comida está ahí. Aparte de algunos eventos ocasionales, como un desastre natural que despeje los estantes de los supermercados, en Norteamérica nunca pensamos en si podemos conseguir comida o no.

Para decir lo obvio, algo ha cambiado fundamentalmente desde entonces hasta ahora. ¿Cómo pasamos de la realidad pasada de la historia que presenta Walford a nuestra realidad presente de comodidades?

Obviamente, tenemos más comida ahora que entonces. ¿Estamos simplemente plantando más comida? Sí, pero la respuesta es mucho más complicada que eso. En nuestra era moderna tenemos transporte, infraestructura, tecnología y equipo capaces de sostener a un gran número de personas.

No sólo para el proceso de cultivo de los alimentos en sí, sino para el envasado, el transporte, la preservación, y todo lo demás que lo lleva de la tierra al pasillo en la tienda. Es esta infraestructura y maquinaria moderna lo que nos da la capacidad de producir grandes cantidades de alimentos.

¿Significa esto que la solución a la hambruna es simplemente una mejor tecnología? Después de todo, vivimos en una era de milagros tecnológicos. Podemos hacer hoy cosas que parecían imposibles hace cien años. ¿Por qué la tecnología no puede simplemente darnos más alimentos? La tecnología, sin embargo, es una respuesta muy vacía a esta pregunta.

La tecnología en su forma más pura, el conocimiento, es simplemente teórica. Tener el plano para poder construir una casa no te da una casa. Lo que se necesita son los verdaderos materiales para construirla. Un aumento en la cantidad de materiales es lo que realmente se necesita para ayudar a aumentar la verdadera riqueza. ¿Cómo se produce esto?

Lo que es necesario es lo que los economistas llaman capital. El capital se utiliza en la producción para ayudar a aumentar la productividad del trabajo. Tener un martillo ciertamente aumenta la productividad de la madera. La magia del capital es que con la misma cantidad de trabajo, puedo ser más eficiente. Esto significa que con la misma cantidad de trabajo, puedo producir más bienes con el mismo insumo que antes.

El capital se acumula por medio del ahorro. Si decido gastar todo mi tiempo y trabajo en bienes de consumo, entonces mi trabajo siempre producirá la misma cantidad de bienes. Sin embargo, si decido gastar parte de mi trabajo en herramientas o equipos en lugar de en algo que pueda consumir directamente, entonces el trabajo en bienes de consumo se vuelve más productivo a partir de ese punto.

¿Por qué no se acumuló el capital en eones del pasado? Ciertamente lo era, pero el proceso de acumulación de más y más capital se frustraba a menudo por la falta de algo importante: los derechos de propiedad. Si invierto tiempo y energía para crear más capital, pero éste es tomado o destruido por  violaciones de los derechos de propiedad, ¿qué sentido tiene? ¿Por qué me molestaría si no puedo disfrutar de los beneficios del aumento de la productividad?

Sólo cuando los derechos de propiedad están firmemente establecidos, se puede comenzar a acumular  capital. El Liberalismo Clásico se elevó al predominio en los siglos XVIII y XIX, dando lugar a fuertes derechos de propiedad y políticas de laissez-faire. Como era de esperar, esto condujo a un aumento de las acciones de capital, y un aumento concomitante del nivel de vida. Estos incrementos sin precedentes en el nivel de vida a menudo se conoce como la "Revolución Industrial".

Las riquezas de las cuales disfrutamos hoy en día no son permanentes. Si se produce una regresión en los derechos de propiedad, entonces lentamente comenzaremos a retroceder al nivel de vida de nuestros antepasados. Es una maldición que los económicamente prósperos olvidemos a menudo cómo llegamos a ser tan prósperos en primer lugar. La acumulación de capital bajo un parámetro de fuertes derechos de propiedad nos dio lo que tenemos hoy en día, y sin eso, todavía estaríamos viviendo las realidades pasadas de hambruna, enfermedad, y viviendo a sólo unos pocos grados de la muerte en todo momento.

Sería bueno que los norteamericanos no dieran por sentada esta prosperidad. Si tenemos una hambruna del pensamiento económico sólido, las hambrunas volverán a nuestros campos una vez más.


Publicado con el permiso de la Fundación para la Educación Económica

 

Escrito por JW Rich

JW Rich es un estudiante de economía en Charlotte, NC. Sus intereses son la economía, la historia del pensamiento económico y la filosofía.