Casi inadvertido para la prensa internacional ha pasado un extraño "artículo" publicado la semana pasada en Granma por el comandante Ramiro Valdés, justo el día de su cumpleaños.
Recordemos brevemente el currículum de quien ha sido el brazo ejecutor de buena parte de la represión del régimen cubano: dos veces Ministro del Interior; luego Ministro de Comunicaciones; actualmente Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros y Héroe de la República de Cuba. Desde el 2010, funge como una especie de virrey cubano de Venezuela, con la excusa de diferentes programas "de cooperación". Tiene 87 años recién cumplidos, pero se mantiene en buena forma física, y hasta presume con sus íntimos de un intenso ritmo de entrenamiento deportivo.
Ramiro es famoso por su silencio. Se dice que fue él quien le puso título a una famosa serie de espías, al recomendar la frase martiana que le sirve de motto personal: "en silencio ha tenido que ser". En agosto del año pasado, cuando una periodista (es un decir) de la Mesa Redonda lo entrevistó, y le preguntó por esa fama de callado, Ramiro se limitó a responder con un retruécano de robot: "estoy aquí cumpliendo una indicación que no podía dejar de cumplir que es acceder a la entrevista."
También de forma discreta, solapadamente, la figura de Valdés ha ido ocupando desde el año pasado una mayor presencia en los medios oficialistas. Está siempre donde hay algún exito, y ausente donde los incumplimientos son más visibles. Suscita una suerte de veneración mezclada con el miedo, y todo el mundo lo asocia con la falta de escrúpulos que ha caracterizado a la Inteligencia cubana en las seis décadas de Revolución. Si hace unos años mantenía un perfil más bien bajo y se comentaba que no había podido remontar su vieja querella con Raúl Castro (famosas son las imágenes del año pasado, cuando le negó públicamente el saludo), ahora Valdés resulta ser, junto con Raúl, el único de la generación de la Sierra Maestra que continúa activo en el gobierno con sendos cargos en el Buró Político del Partido Comunista y en los Consejos de Estado y de Ministros.
Aunque la escritura no es precisamente su fuerte, esta vez el comandante --o sus amanuenses-- se han tomado la molestia de colocar en el órgano oficial de Comité Central del PCC una larga disquisición o "síntesis de varias intervenciones" titulada "No es hora de derrotismos, ni de oportunismos ni de esperar a que venga alguien a perdonarnos la vida".
Cuya sustancia está concentrada en apenas dos párrafos. El primero se lo dedica a "a algunos que al parecer tienen poca memoria":
"Hay quienes de modo consciente o inconsciente estimulan el desaliento, promueven teorías peregrinas para la solución de complejos problemas económicos y, peor aún, crean la ilusión de que el conflicto histórico entre Cuba y Estados Unidos pueda resolverse por la vía de las concesiones unilaterales o la espera de favores."
El segundo párrafo interesante es un caluroso respaldo al actual "hombre de paja" del PCC en el gobierno, Miguel Díaz-Canel. Sorprende un poco por intempestivo: al parecer, se ha tardado un año Ramiro en cerciorarse de que Díaz-Canel era la mejor opción presidencial y ahora trata de convencernos a nosotros de que su trabajo será la garantía de continuidad que necesitan los "históricos" --al menos antes de que el general Tiempo los reduzca a cenizas:
"A las nuevas generaciones les toca ir a la cabeza, abordar el relevo de la generación histórica, como suele decirse. Esa fue la tarea de la generación histórica, encabezada por Fidel y por Raúl, que son los que han estado seleccionando, por decirlo de alguna manera, los futuros cuadros que van a ser el relevo y el más descollante ha sido Díaz. Y realmente a Díaz ya lo conocerán por sus hechos. Es una gente muy organizada, muy inteligente, con madurez política, con mucho tesón, con mucho espíritu, muy exigente, muy trabajador, lo cual obliga a los demás a trabajar al mismo ritmo."
"Ya lo conocerán", dice, luego de reconocer que el presidente fue "la selección" de Fidel y Raúl, y no alguien supuestamente elegido por los cubanos a través de la Asamblea Nacional.
Leídos juntos, ambos párrafos transmiten una suerte de mensaje confuso, o más bien, de interrogantes: ¿quiénes "estimulan el desaliento" en un momento en que EEUU ha hecho explícito su cambio de política con respecto al castrismo? ¿Hay algún disenso en el interior del Partido que haga necesario este espaldarazo salpicado de viejos tópicos? ¿Quién se habrá atrevido a mencionar ciertas "cesiones" a EEUU en la "casa del ahorcado"? ¿Hubo acaso la tentación de juzgar severamente a Díaz-Canel por su gestión, no exenta de pifias públicas? ¿Se habrá considerado en el PCC el reemplazo del bisoño presidente? ¿Por qué tiene que venir Ramirito a recordar lo "inteligente", "organizada" y "trabajadora" que es la marioneta escogida?
Por ahora, preguntas sin respuesta.
*Este es un artículo de opinión. Los criterios que contiene son responsabilidad exclusiva de su autor, y no representan necesariamente la opinión editorial de ADN CUBA.