Los éxodos masivos provocados o permitidos se han sucedido en Cuba como válvulas de escape periódicas y como mecanismo de presión para eventuales intentos de negociación. Recordemos a Camarioca (1965), Mariel (1980), Balseros (1994), y ahora los “Volcanes” (2021-22).
La causa de los éxodos
Cada uno de estos éxodos han tenido como antecedente una crisis-pico que ha funcionado como aviso de una posible explosión social. Pero sería muy parcial cualquier análisis que se centrara solo en la causa puntual de cada crisis, reduciéndolo a un tiempo o a un evento determinado como fueron los sucesos de la Embajada de Perú antes de Mariel, o el llamado “período especial” antes de la Crisis de los Balseros, o la explosión social del 11 y 12 de julio de 2021 antes de abrir la vía de Nicaragua.
Esos fueron los detonantes o erupciones temporales de una crisis telúrica y sistémica, que es estructuralmente endémica del sistema totalitario. Por tanto, el primer aspecto que deberíamos considerar para tener un análisis holístico y raigal de los éxodos masivos es identificar y tomar conciencia de que la causa no es puntual, sino que pertenece a la genética del ordenamiento económico, político y social reinante en Cuba durante más de seis décadas. Sin cambiar pacíficamente esa causa estructural no podrá resolverse de forma eficaz y para siempre el problema de los éxodos masivos.
Cuando un pueblo huye a cualquier parte del mundo algo anormal está pasando en ese país.
Cuando los éxodos se repiten a lo largo de más de medio siglo algo muy anormal pasa en ese país.
Poner “curitas de mercurocromo” o banditas elásticas en una herida profunda a causa de politraumatismo no solo es insuficiente sino desproporcionadamente ridículo. Son cuidados paliativos para una enfermedad terminal. Ir a la causa profunda y ayudar a solucionarla en paz y ordenadamente es la única solución verdadera. Lo otro es fraude y vendaje.
Los éxodos masivos en Cuba solo tendrán solución eficaz y duradera cuando se cambie la situación estructural y sistémica que les ha dado origen a lo largo de más de 60 años. Recogiendo las hojas secas no se cura la enfermedad de la raíz.
Y otro principio que quisiera resaltar: no nos distraigamos con los ruidos externos. No volteemos la mirada para culpar a otros de nuestros problemas. Digámoslo claramente: identificar la causa profunda, cambiarla y dar nuevo sentido a vivir en Cuba, nos corresponde a los propios cubanos. No es problema de los americanos, ni de los rusos, ni de la Unión Europea. Este problema es nuestro. Y entre cubanos, de la Isla y de la Diáspora, nos toca resolverlo entre todos, de forma pacífica, ágil, ordenada y eficaz.
La nueva ronda de conversaciones
Una vez expresados estos principios generales para todos los éxodos masivos en Cuba que se resumen en dos: identificar la causa profunda y sistémica de las crisis recurrentes; y dejar claro que esto es problema y tarea de todos los cubanos, quisiera expresar mi opinión específica acerca de esta nueva ronda de conversaciones entre Cuba y los Estados Unidos ocurrida el pasado jueves 21 de abril de 2022, que a la luz de los principios expresados quedan reducidas a su proporcional insignificancia. Pero no por ello deja de ser conveniente expresar todas las opiniones que nos ayuden a dar un poco de luz y atención, incluso ante un hecho puntual como este, en previsión de otros mayores.
Puedo resumir mi opinión acerca de la ronda de conversaciones sobre temas migratorios entre Cuba y los Estados Unidos en estos cuatro puntos:
1. Estoy a favor de una migración ordenada, segura y legal. Sin riesgos que pongan en peligro la vida de los migrantes. Estoy a favor de la reunificación familiar y la libertad de viajar, entrar y salir de nuestro país de todos los cubanos.
2. Hay que reconocer y tener siempre presente la causa profunda y originaria de los éxodos masivos de Cuba, que es la falta de libertad y de posibilidades para desarrollar un proyecto de vida normal debido al sistema totalitario.
3. Considero que no es ético utilizar la desesperación de los cubanos, incitando o tolerando, desde cualquier orilla, a éxodos masivos periódicos, como presión o moneda de cambio para sentar al otro país en la mesa de negociación. Esas negociaciones bajo presión estarían viciadas de origen.
4. Estoy a favor de un diálogo verdadero y eficaz para la solución pacífica de los conflictos. Algunas de las condiciones para ese diálogo serían: que todas las partes concernidas estén legítimamente representadas, que sea simétrico en sus resultados, evaluable paso a paso, y que lo acordado sea en beneficio del pueblo de Cuba y encaminado a la solución pacífica del problema de raíz.
En fin, que no sea un diálogo fraude, ni una negociación paliativa. Todo intento de diálogo o negociación debe tener en cuenta todas las demandas de todas las partes, no beneficiar solo a una de esas partes, así como incluir a representantes legítimos de la sociedad civil, y escuchar la principal demanda expresada por decenas de miles de cubanos y cubanas, dentro y fuera de la Isla, durante y después del 11-12 de julio de 2021. Esta fecha cambió radicalmente, cualitativamente, la situación para una posible negociación.
Todo diálogo, conversación o negociación no puede ocurrir legítimamente sin tener como una demanda principal la libertad incondicional de todos los presos políticos y la eliminación de las desproporcionadas condenas que se están aplicando a los manifestantes pacíficos.
Cada vez más nos encontraremos acontecimientos puntuales que exigirán un análisis causal y unas propuestas que vengan de todos los cubanos. Creo que lo más importante y necesario es no confundir la responsabilidad de los cubanos con la implicación de los demás concernidos, no confundir el bosque con un árbol, ni la raíz con la hojarasca:
Entonces, la propuesta es:
– Ir a la raíz del problema.
– Analizarlo en el contexto del bosque sin distraernos con las enredaderas.
– Asumir que esto es un problema de nosotros los cubanos.
– Y que es, entre nosotros los cubanos, que lo debemos solucionar de raíz.
Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.
*Publicado originalmente por Convivencia.