Cuba es uno de esos países donde decir NO te convierte en un apestado, en un enemigo, en una bomba de tiempo, en un ser maligno y desagradecido.
Las autoridades están tan convencidas que todo lo que hacen es para lograr tu felicidad total, tu orgasmo ciudadano, que negarte a cualquier cosa que promuevan, orienten, indiquen o establezcan, es peor que un acto de rebeldía, un signo de enfermedad mental o una prueba de tu contubernio con el enemigo. Y para ellos, así como para quienes apoyan sin titubear ese orden de cosas, el enemigo es todo lo que esté en desacuerdo con sus ocurrencias.
Quien ha dicho NO alguna vez en Cuba, ha pagado un alto precio. No a ir a combatir la guerra de Angola (una guerra ajena donde murieron inútilmente muchos cubanos). No a alguna misión internacionalista (término para disfrazar ir a trabajar a otro país). No a integrar organizaciones políticas y de masa (que en el fondo son la misma cosa). No a las órdenes y desvaríos del “Comandante en Jefe”. No a las convocatorias del Partido.
Cualquier negativa, cualquier duda, cualquiera reacción humana ajena al SI, Ordene, Patria o muerte, convierten a ese ciudadano en una NO persona, en un ser desvalido al margen de la sociedad.
Y a muchos, a incontables NO personas, solamente les quedó una opción: abandonar su casa, su familia, su país, y todo lo que fueron. Y lo que hubieran podido ser.
Muchas veces no llegaron a ninguna parte. El mar está lleno de esos sueños tronchados por la honestidad, por haber dicho NO en un momento de sus vidas.
En esta sección verás testimonios de personas honestas y valientes que se atrevieron y se atreven a decir NO. Fue su postura en los últimos comicios para aprobar la nueva Constitución. Aquí explican y argumentan. Escúchalos y entiéndelos. Respeta esas opiniones.