Las madres cubanas podrán comprar pañales desechables hechos en la Isla, producidos por la empresa vietnamita Thai Binh Global Investment en la Zona de Desarrollo del Mariel y que comercializan a partir de hoy las tiendas de las cadenas CIMEX y TRD.
Según Vi Nguyen Phuong, directora general del consorcio, la fábrica empezó a levantarse en 2016 pero sólo echó a andar este año. Tiene una capacidad de generación anual de 120 millones de culeros desechables y de unos 240 millones de “íntimas”. “Para asegurar ese nivel la fábrica funciona todos los días de la semana, en dos turnos de trabajo de 12 horas”, comenta el diario Granma.
También anunció que planean comercializar posteriormente sus productos en la red de tiendas de Caracol y Palco, así como en farmacias internacionales. Igualmente analizan una posible oferta “especial” para la venta en los mercados minoristas en pesos cubanos, así como diversificar sus propuestas para el próximo año con culeros para adultos, toallas húmedas o más pañales para bebés.
La firma vietnamita Thai Binh se encuentra presente en Cuba desde hace casi 20 años. La apuesta de Thai Binh por la nación cubana evidencia la confianza en el mercado cubano, por sus ventajas y seguridad.
Frente a todo esto sobresale la incapacidad de Cuba para fabricar artículos tan sencillos como los pañales y toallas “íntimas”, así como la lenta pero al parecer inexorable penetración de las empresas extranjeras en el mercado cubano. La Zona del Mariel es la punta de lanza de ese proceso y la oportunidad de renacimiento económico en que los gobernantes de la Isla fundan sus esperanzas.
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En la recién concluida Feria de La Habana, la jefa del conglomerado industrial, Ana Teresa Igarza, reveló que medio centenar de firmas de 32 países ya están instaladas allí con un volumen total de inversión valorado en 2300 millones de dólares. La cifra está por debajo de los 2500 millones previstos hace cinco años.
La necesidad de inversiones se hace cada vez más acuciante, debido a las nuevas sanciones de Washington, la sequía petrolera desde que Venezuela entrara en crisis y, en general, la ineficiencia de un modelo productivo que importa más de lo que vende.
La Habana sigue pagando puntualmente al Club de París el cuarto tramo de su deuda, por valor de 2 600 millones de dólares. El Club condonó 8 500 de los 11 mil millones de dólares que debía la Isla hasta 1986, en una estrategia por convencer al gobierno de que se abra a la inversión extranjera.