Intelectuales cubanos denunciaron este sábado la presencia del coronel del Ministerio del Interior de Cuba (Minint), Abel Enrique González Santamaría, entre los ponentes del congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés), una organización con sede en Estados Unidos que realizará el evento de manera virtual, del 5 al 8 de mayo próximo.
José Raúl Gallego, periodista de investigación y académico, expuso en redes sociales la participación del alto oficial en uno de los paneles sobre las masivas protestas que sacudieron la isla los días 11 y 12 de julio de 2021. El levantamiento popular se extendió a más de 60 localidades del país y fue duramente reprimido por la institución que representa González Santamaría y otras fuerzas del régimen, con saldo de cientos de presos políticos, heridos y al menos una muerte reconocida por el gobierno.
“Estamos hablando de que en LASA estará como ponente alguien que pertenece al cuerpo encargado de reprimir, encarcelar, herir y matar (recordemos a Diubis Laurencio) a manifestantes del 11J”, denunció Gallego, Máster en Comunicación por las universidades de La Habana y de Guadajalara.
Además, expuso “la presencia en la mesa de un personaje como Carlos Alzugaray, exdiplomático agente de opinión que ha justificado cuánta violación de derecho comete el Estado cubano y que todavía algunos le quieren hacer el juego del 'profe' o el 'académico'”.
Sobre González Santamaría, el periodista agregó que “no solo es un alto mando del Minint, sino que era uno de los más allegados de Alejandro Castro Espín, hijo del dictador Raúl Castro, en la poderosa y ya desintegrada Comisión de Defensa y Seguridad Nacional. Un tipo vinculado directamente a los órganos de la Seguridad del Estado, la policía política cubana, y que ahora quieren hacer pasar por académico”.
El coronel es, además, el compilador del libro Miradas en contexto. Aproximaciones desde la universidad a la Cuba actual, un cuaderno que Gallego tilda de “panfleto armado en unos días con textos publicados en redes sociales por agentes de opinión, ciberclarias y profesores mediocres que se dedicaron a criminalizar y deslegitimar las protestas del 11J y a su vez, justificar las graves violaciones de derechos cometidas en esas fechas”.
José Raúl Gallego, quien actualmente cursa el doctorado en Comunicación en la Universidad Iberoamericana (México), recuerda que hace un año abandonó LASA “por su posición pusilánime hacia las violaciones de derechos en Cuba, una decisión que mantengo y que cada día esa institución me da más motivos para confirmar que hice lo correcto”.
Agregó que, si la invitación se mantiene, “LASA está siendo (…) cómplice directa de la represión al pueblo de Cuba”. Según el académico, no se debe “legitimar testaferros que no deberían estar en paneles académicos, sino ante tribunales, respondiendo por su responsabilidad en el sostenimiento de un régimen violador de derechos humanos y criminal”.
El coronel González Santamaría pertenece al selecto grupo que puede sentarse a la mesa del general de Ejército Raúl Castro, con el general de División y presidente del emporio militar-empresarial Gaesa, Luis Alberto Rodríguez López-Calleja y otros funcionarios de alto rango y familiares de la dinastía Castro. Aparece en fotos filtradas de una boda del hoy teniente coronel del Minint Raúl Guillermo Rodríguez Castro, conocido como “El Cangrejo”, nieto y guardaespaldas de Raúl Castro.
En la ceremonia, que se cree fue celebrada entre 2004 y 2008, se ve a González Santamaría en compañía de su esposa, la periodista gubernamental Talía González, abrazados con El Cangrejo.
Tras la denuncia de José Raúl Gallego, otros intelectuales expresaron su molestia con LASA por aceptar lo que parece ser una operación de inteligencia para lavar la imagen del régimen ante la academia internacional.
Yanet Rosabal, docente en varios países latinoamericanos, opinó que “aquí no se trata de pluralidad de miradas, es un coronel, un militar que se disfraza de académico para blanquear la represión y la violencia del estado cubano contra sus ciudadanos”.
Según la socióloga, “lo insólito acá es que luego de las dictaduras militares del hemisferio, hoy sus más furibundos críticos abracen a una dictadura burocrática-militar con tamaño desparpajo”.
La investigadora Hilda Landrove, candidata a Doctora en Estudios Mesoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México, criticó un congreso que se celebra “entre agentes del Minint e intelectuales cómplices, cubanos y extranjeros, porque en Estados Unidos hay montón de esos que, con tal de ser antimperialistas, les parece super bien que en Cuba tengamos que sufrir una dictadura”.
Por su parte Oscar Grandío, Doctor en Historia en York University (Canadá), comentó: “por experiencia sé que latinoamericanistas en la academia norteamericana, y en particular los que trabajan el tema Cuba, han tenido posturas históricas de defensa del régimen cubano. Son mafias que se auto reproducen”.
El profesor y analista político agregó que “si aplicas a posiciones académicas o a estudios de postgrado tienes que pasar sus filtros. Pocos pasan. Y eso es fácilmente comprobable si ves los artículos, libros, o tesis publicadas en los últimos 30 años sobre Cuba (…). Hay pequeños oasis que logran sobrepasar este control. Ergo: LASA y la sección Cuba reflejan esta dinámica. Un cochinero muy pestilente”.
A finales de mayo de 2021, varios académicos e intelectuales cubanos renunciaron a LASA tras la respuesta de su directiva ante la solicitud realizada por más de 300 miembros para que la institución condenara la represión policial en la isla y las constantes violaciones de derechos humanos.
Casi 20 días después de la iniciativa, liderada por Guillermina de Ferrari, profesora de la Universidad de Wisconsin, Madison, la Asociación publicó un comunicado donde se limita a mencionar su “preocupación” –sin esclarecer detalles– por el trato que reciben en Cuba “académicos y académicas, intelectuales y artistas”.
“Este pronunciamiento es una falta de respeto. No solo no responde el reclamo de sus miembros de posicionarse sobre la oleada represiva de los últimos meses, sino que la justifica con el bloqueo estadounidense. Vergüenza de academia cómplice”, advirtió entonces en Twitter, Hilda Landrove.
“Es simple. Los derechos humanos o se respetan o se violan. No hay grises. Por eso renuncio hoy a la membresía de LASA”, señaló Guillermina de Ferrari.
La poeta, narradora, ensayista, profesora y Doctora en Literatura Hispánica por la Universidad de la Ciudad de Nueva York, Mabel Cuesta; el crítico y escritor, Walfrido Dorta, quien labora en el Departamento de Español y Portugués de la New York University (NYU); y Janet Batet, crítica de arte y ensayista, fueron algunos de los académicos que renunciaron a LASA en protesta.