¿Quién come fresas en Cuba?

Un muchacho cubano le dice a una muchacha (supongamos que sucede así, y que ni él ni ella escuchan reguetón) que sus labios deben saber a fresa. Ella sonríe sin entender la metáfora y piensa que el muchacho miente, porque  ni ella ni él han probado jamás una fresa en su vida, así que cómo podría saber a qué sabe ese fruto rojo, que parece ser, en Cuba, la verdadera fruta prohibida.
¿Quién come fresas en Cuba?
 

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Un muchacho cubano le dice a una muchacha (supongamos que sucede así, y que ni él ni ella escuchan reguetón) que sus labios deben saber a fresa. Ella sonríe sin entender la metáfora y piensa que el muchacho miente, porque  ni ella ni él han probado jamás una fresa en su vida, así que cómo podría saber a qué sabe ese fruto rojo, que parece ser, en Cuba, la verdadera fruta prohibida.

Porque la fresa está prohibida para los cubanos, como estuvo prohibida la canción del grupo británico The Beatles, “Strawberry fields forever”, campos de fresa para siempre, dedicada a una calle que recuerda la infancia y no a una plantación de fresas, lo que la convierte en una metáfora similar a la frase con la que el muchacho cubano quería probar los labios de una joven.

 

 

Según un reporte de AP “El Estado limita la producción pues ésta se cotiza a 2.40 euros el kilogramo en el mercado internacional. Dicen algunos que se introdujo en la Isla en 1965”. Es decir, desde hace cincuenta años ningún cubano, encerrado entre los pliegues arrugados de la isla, ha probado el fruto de la fragaria, que es el nombre científico de la fresa, cultivada en zonas de microclima.

Salvando la zona mágica de lo que fuera la heladería Coppelia, cuando tuvo en sus inicios aquellos míticos 25 sabores que fueron desapareciendo uno tras uno hasta quedar solamente el trío Fresa, Chocolate y Mantecado, al resto de los habaneros y habitantes de provincias que no eran asiduos al helado, no creo que entendieran con el sentido del sabor la película de Titón Gutiérrez Alea, “Fresa y Chocolate”. El mantecado se lo dio durante veinte años el gobierno cubano no permitiendo pasarla en la televisión.

 

Hay una vieja y divertida frase popular que dice que “en Cuba, lo que no está prohibido, no está autorizado o es ilegal”. Se hizo costumbre que para evitar la tentación de hacer algo que nos guste, se demonice o se le busquen defectos y contravenciones. Es lo mismo que hizo el gobierno de Fidel Castro desde que se instauró: todo lo anterior fue malo, muy malo. Cuando alguien descalifica a los demás para autocalificarse, cuando alguien descalifica para calificarse, es un miserable.

También es un bocado inaccesible para nacionales la langosta, ese crustáceo que se incrusta en otros paladares. Y el camarón, y las ostras, y la carne. De una ganadería impetuosa, a extirpar las vacas del paisaje. En 1954, Cuba tenía una vaca por cada habitante, y ocupaba el tercer puesto en Iberoamérica, tras Argentina y Uruguay, en el consumo de carne per cápita. Hoy las pocas vacas que han sobrevivido tienen el estatus que gozan las de su género en la India: son intocables. 

Pero volvamos a las fresas. La fresa es un producto exclusivo para las mesas y la repostería de los Hoteles 5 estrellas, y para algunos contratos especiales establecidos con los bares y restaurantes privados. Porque en Cuba, aquella frase del principio, de que el pueblo iba a disfrutar de todos los logros, era una frase vacía. Poco a poco la universidad sólo fue para los revolucionarios, y hasta la calle les pertenecía, con lo cual, quien no lo fuera, tenía que permanecer encerrado en su casa, y sin comer fresas.Van tres generaciones que no saben qué cosa es, salvo cuando pueden probar un helado fabricado con su esencia.

Y así sucede con casi todo: con el café y el cacao, con los productos del mar, que es hoy para los cubanos solamente un abismo; a no ser que sea uno un espectador estrella del Noticiero Nacional de Televisión. Allí, a veces, sí hay de todo. Sólo a veces.

Escrito por Ramón Fernández Larrea

Ramón Fernández-Larrea (Bayamo, Cuba,1958) es guionista de radio y televisión. Ha publicado, entre otros, los poemarios: El pasado del cielo, Poemas para ponerse en la cabeza, Manual de pasión, El libro de las instrucciones, El libro de los salmos feroces, Terneros que nunca mueran de rodillas, Cantar del tigre ciego, Yo no bailo con Juana y Todos los cielos del cielo, con el que obtuvo en 2014 el premio internacional Gastón Baquero. Ha sido guionista de los programas de televisión Seguro Que Yes y Esta Noche Tu Night, conducidos por Alexis Valdés en la televisión hispana de Miami.

 

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