El trovador Pedro Luis Ferrer expuso la censura que sufrió en Cuba y recordó la carta del Partido Comunista para descalificar su trabajo.
En un amplio post publicado en su perfil de Facebook, el músico explicó que el Ministerio de Cultura le prohibió presentarse por dos años en la isla a raíz de un viaje que realizó a Perú, el cual dio lugar a un “cúmulo de sucesos incontrolables, de diversa índole”.
Esas medidas, rememoró el autor de “La Habana está poblada de consignas”, provocaron “que la radio y la TV apartaran mi música; que el Partido Único leyera una especie de bando medieval en los centros de trabajo, descalificando ciertas actitudes y visiones mías, a pesar de que nunca fui militante”. El trovador indicó que esa campaña en su contra fue impulsada por su postura a favor de la libertad de expresión y de pensamiento.
“Reconozco que en esos años el escenario desfavorable hacia mi persona también fue resultado de mi accionar ciudadano en pos de lo que instintivamente concebí como libertad para proyectarme y expresarme sinceramente (ingenuidad). Entiendo que cuando uno participa en una bronca, resulta difícil no sufrir las consecuencias, sobre todo en un contexto donde el acto de disentir podía y puede ser tramitado como un grave delito”.
Ferrer explicó que nunca estuvo preparado para “ser tratado como una mofeta (nadie lo está)” y lamentó cómo sus colegas lo evadían para no saludarlo luego de que el Partido divulgara una carta en su contra, la cual, dijo, fue leída incluso en el centro de trabajo de su padre y de su tío, el reconocido maestro Raúl Ferrer.
“Coincidir en sitios públicos con funcionarios conocidos que fingían no verme, como si yo fuera una transparencia; ver colegas que cruzan la calle para no tener que saludarme… Rememoro con tristeza el día en que llegué a casa de un artista cercano a quien solía visitar. Él esmeradamente barría su portal. Cuando intenté abrir la reja, me dijo: ‘No, aquí no, ésta es la casa de un revolucionario”, recuerda.
El cantautor comentó que las medidas tomadas desde el gobierno para tratar de silenciarlo provocaron que hasta los músicos de su grupo le dieran la espalda tras firmar una carta en su contra dirigida a Fidel Castro.
“Tuve un grupo de músicos, buenos muchachos y talentosos, que fueron conminados por el Partido a firmar una carta contra mi persona, dirigida a Fidel Castro. La confusión y el miedo y la desconfianza los hizo vulnerables. Me expulsaron del grupo (aunque era mío), tomaron los equipos e instrumentos que me habían asignado, se pusieron un nuevo nombre y comenzaron a presentarse”, explica.
A pesar de la censura, Ferrer aseguró que nunca dejo de componer canciones que luego presentaba casi de manera clandestina en La Habana. “Deseo subrayar que en esos años continué componiendo el amplio ramillete de canciones críticas y reflexivas que conforman mi obra: 100% cubano, Marucha la jinetera, La Habana está poblada de consignas, Abuelo Paco, Venga el estado de derecho, Cadena de pájaros, Él tiene delirio de amar varones, Vamos a mejorar, Todos por lo mismo, Amigo palero…”
Todas las canté en la isla, bien en los patios y azoteas de La Habana (una gira independiente) y más tarde –cuando decidieron derogar la prohibición–, en los escenarios públicos. Estos temas circularon espontáneamente –casete a casete– desde un extremo a otro de la isla”.
Ferrer nunca dejó de expresar sus ideas respecto a la política ni sus discrepancias sobre las condenas a las que se somete en Cuba el hecho de disentir. “Para nadie es un secreto que no comulgo con el diseño unipartidista del Estado; para nadie es un secreto que discrepo profundamente respecto de la severidad con que se sacude el acto de disentir”, subrayó.
Pese a todo lo que le ha sucedido, el músico reconoce que no guarda “el más mínimo rencor” y que, en cambio, esos acontecimientos le permitieron “tomar plena conciencia” de su entorno.