El museo de cera de Bayamo quiere homenajear con una estatua a la fallecida leyenda del ballet cubano Alicia Alonso, pero nadie sabe con certeza qué podrá salir de esa idea, porque la institución es famosa por lo grotesco de las figuras que se exponen allí. ¿Será un homenaje a una afrenta a su memoria?
Ysmary López, su directora, declaró a un programa televisivo de la provincia Granma que “se impone” la distinción tras la muerte de Alicia en octubre de 2019. De ser así, debelarán la estatua el 20 de octubre de 2020, día de la cultura nacional. Todas las figuras del museo son de la autoría de la familia Barrios, del municipio de Guisa, agregó la funcionaria.
Uno de nuestros columnistas, Ramón Fernández-Larrea, calificó a ese lugar de Bayamo donde la cera se malgasta en imágenes feas, como “el museo de los horrores”.
“Yo, por si acaso, orgulloso de mi tierra natal, he hecho ayer mi testamento. No dejo nada material, sino una advertencia y una prohibición: prefiero arder en el infierno, ser reducido a cenizas junto a mis libros y mis fotos, a que a algún entusiasta coterráneo quiera sabotear mi humilde memoria con una figura mía en el Museo de Cera de Bayamo”.
“He dado instrucciones de que, en caso de que se incumpla mi deseo, alguna alma caritativa y mambisa vuelva a darle candela al pueblo, como cuando iba a entrar a retomarlo con sus tropas, en el lejano 12 de enero de 1869, el Conde de Balmaseda. Prefiero estar muerto y olvidado antes de que me rodeen esas inmóviles y terribles criaturas, cuya cera habría sido mejor utilizada en la fabricación de velas para la población”.
La colección del museo incluye imitaciones de muchas figuras de la cultura cubana e internacional: el escritor Gabriel García Márquez; la poetisa Carilda Oliver Labra; el cantautor Benny Moré; el fundador de los Van Van, Juan Formell, el boxeador y campeón olímpico, Teófilo Stevenson… todos reconocibles por cierto aire forzado, que recuerda a los juguetes del periodo especial, pero poco a los hombres y mujeres que las inspiraron.
Por si acaso, ADN Cuba deja a su disposición una foto de la gran bailarina cubana en sus años de juventud, una foto llena de vitalidad y gracia, no vaya a ser que la estatua en perspectiva le haga olvidar, lector, cómo lucía Alicia en verdad.