Ahora el multimillonario John McAfee vuelve a ser noticia, pues ha lanzado su campaña presidencial para las elecciones del 2020 en los Estados Unidos desde Cuba.
McAfee, creador del anti-virus que lleva su nombre, y fugitivo de las autoridades norteamericanas por evasión fiscal (remember Al Capone), escribió esto en su cuenta de twiter desde la capital cubana: "Mi sede, ya que estoy siendo perseguido políticamente, ahora se encuentra en La Habana, Cuba. Sigo luchando. ¡Quédate conmigo, América!".
No sé si América se quedará con él, pero sospecho que si la campaña electoral de John se extiende un poco, quedará como el gallo de Morón, tan desplumado que solamente podrá cacarear y no demasiado alto, por aquello de que donde está le dan a la población pollo por pescado. El gobierno cubano tiene un toque especial para cuanto platudo desnortado pase por sus aguas territoriales o pise tierra firme.
La isla de Cuba, llave del golfo en otra época, atrae a las personas fuera de la ley como el queso a los ratones, como la miel a los osos, o como la basura que se desparrama por las esquinas de La Habana a las cucarachas y a cuanto virus raro aparezca en el aire, sea dengue, zica o chikungunya.
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Si no lo creen, ver el caso de Joanne Chesimard, también conocida como Assata Shakur, la ex pantera negra que logró huir de una prisión de Nueva Jersey para refugiarse en Cuba desde 1984, protegida a cal y canto por las autoridades cubanas; o el más conocido, pero el que más ocultaron, el empresario y financiero norteamericano Robert Lee Vesco, más conocido como Roberto Vesco, quien, bajo la sombra generosa de Fidel Castro murió en Cuba pobre y solo, cuando ya le habían exprimido todo lo que pudieron exprimirle.
Pero el ejemplo de Mc Afee pudiera resultar incómodo, no solamente por la “libertad” económica de la que hace gala, sino por su desparpajo al expresar, sin ataduras, sus opiniones políticas, sobre todo del gobierno norteamericano y la actual administración, a la que ha amenazado con “enterrarla” si no lo dejan en paz porque “si los agentes federales lo persiguen, lanzará múltiples bombas que revelarán una corrupción masiva en el gobierno”.
John McAfee resulta incómodo incluso para un gobierno que casi vive en el siglo XIX, como el de Cuba, con miedo a internet, a la libertad de prensa y a toda operación tecnológica de actualidad. A la vieja guardia, como Ramiro Valdés o Machado Ventura les cabe menos de 1 Gigabyte en el cerebro.
El multimillonario, inventor del Bitcoin, la criptomoneda que ha puesto en jaque las antiguas formas mercantiles, amenazó también al gobierno norteamericano con tomar acciones contundentes: “He recogido ficheros sobre la corrupción en los gobiernos. Si me detienen o bien desaparecen, más de 31 terabytes de datos incriminatorios se entregarán a la prensa”.
Un hombre que conoce el poder de la prensa, que es capaz de recopilar y revelar secretos gubernamentales, y que se haya atrevido a lanzar, desde un país totalitario, su libre candidatura a elecciones, es un mal ejemplo, un ejemplo pésimo. Por eso, el gobierno cubano ha escondido su presencia para evitar contagios “libertarios” entre la población de la isla. ¿Se imaginan a alguien de Songo la Maya avisando que será el próximo candidato a la presidencia de Cuba, sin pasar por los trapiches del partido y la mafia militar?
Pero McAfee tiene un peligro añadido: es un creador de antivirus. Ya inventó uno que lleva su nombre, muy popular a nivel global. ¿Y si se le ocurre crear un antivirus contra la estupidez del PCC o uno que limpie de raíz el virus de eso que llaman, todavía, con ingenuo candor, revolución cubana?
Eso, si no lo dejan con una mano delante y otra atrás. Un nuevo gallo de Morón.