Leandro Feal es un artista contemporáneo cubano interesado en todas las dimensiones de la fotografía. Su ambición es construir la imaginación colectiva cultural de los vientos de cambio que azotan a Cuba en el contexto específico de la sociedad cubana. Con este objetivo en mente, trabaja en el ámbito del ensayo fotográfico y utiliza todos los medios posibles para ampliarlo.
Esta vez el Feal se une a los reclamos por la liberación de Luis Manuel Otero Alcántara, un llamado a gritos al cual se ha incorporado buena parte de la intelectualidad creativa cubana.
"En Cuba a los fotógrafos no se nos da voy ni visibilidad, porque la fototeca de Cuba no le interesa el trabajo de nosotros, porque se ha quedado con la épica con la fotografía de la Revolución y no es capaz de salir de ese estereotipo. Por eso los fotógrafos cubanos no tenemos antología, no tenemos libros, porque al gobierno no le interesa mostrar la imagen de Cuba, porque la imagen como dijo Yoani Sanchez ya es disidente por si" -dijo Feal al concluir la exposición colectiva-
Según deja saber la revista de arte C de Cuba "a Leandro Feal Bonachea le ha bastado un puñado de exposiciones para colocarse entre los fotógrafos más destacables de su generación. Fotógrafo del cuerpo y sus políticas, siempre moviéndose a través de calles, bares, discotecas o cuartos de alquiler, la mirada de Feal parece documentar, más incisivamente que la de cualquier otro artista cubano actual, el tránsito de ciertos sujetos de un ámbito a otro, la coexistencia íntima entre mundos comprometidos y diversos"
En el artículo, su escritor expone sobre la obra de Feal "lo que su cámara captura es la participación en una comunidad mediante la imagen. Una comunidad algo ucrónica, o por venir, trasnacional y poscomunista, cuya sola representación va a contracorriente de esa incesante generalización de íconos que puede ser, después de todo, la más explícitamente política de todas las actividades públicas orientadas al control de lo sensible. Y es este engagement del artista y sus modelos, esa intimidad duradera o momentánea, lo que aporta un carácter furtivo e irresistible a esas fotos tomadas no importa dónde; imágenes que no tienen otra fidelidad que la participación en la soledad o el placer de los fotografiados, ni otra justificación que el éxtasis del registro"