A punto de terminar, pero sin saber cuándo, el ansia de sobrecumplir hasta en velorios

La prensa oficialista cubana, en medio de la crisis, ya escribe, y celebra, sobre lo que no se sabe cuándo estará listo, como una funeraria en Guantánamo cuya reparación está a punto de terminar, pero sin tener fecha
Funeraria La Nueva, en Guantánamo
 

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La prensa oficialista cubana es fiel reflejo de lo ridícula que es la existencia en un país donde se vive de una retórica triunfalista que no halla bases en la realidad. Sin importar cuánta escasez haya, de alimentos y otros bienes de consumo de primera necesidad, cuánto haya que esperar para transportarse unos pocos kilómetros o hasta cuándo hay que vivir con el cinturón apretado para conocer ese paraíso prometido una y otra vez, pero que nunca ha estado cerca de llegar, el discurso oficial siempre halla fórmulas para intentar vender algo positivo al pueblo, aunque sea a los muertos.

Es el caso de un reciente reporte del medio oficialista guantanamero Venceremos, que vio en la eventual terminación de las obras de mantenimiento en una funeraria de la capital provincial la posibilidad de sacar una de esas noticias que tanto gustan al Partido Comunista y sus medios de propaganda: las que tratan de inauguraciones, reparaciones y sobrecumplimientos, aunque a la hora de la verdad nada satisfaga nunca la demanda existente en la población.

Con total desparpajo, el Venceremos se da el gusto de titular su reporte con un “a punto de terminar obras en la funeraria La Nueva”. Tras los embates del coronavirus y la agudización de la escasez y la crisis, ¿para qué tener el sentido común de esperar a que algo termine para reportarlo?

Por si fuera poco, para complementar un titular triunfalista que vende poco menos que humo y sólo ilusionaría si supiéramos que estamos a punto de morir, en el cuerpo de la nota el medio oficialista es transparente como pocos y explica que no se sabe cuándo terminará la obra, pese a que están al 99 por ciento de ejecución.

Su terminación depende de la entrada al país de una docena de muebles sanitarios que deben importarse para los baños de trabajadores y cuartos de familiares, precisa la periodista. Todo un escollo, al parecer, que impide la terminación de una obra supuestamente priorizada, que ha requerido medio millón de pesos (20 000 dólares al cambio oficial).

Vilmán Pupo Cisneros, director de Servicios Comunales en el municipio Guantánamo, dijo a la redactora que es imposible precisar una fecha para la terminación de La Nueva (¿vida? ¿era?). Los principales atrasos, comentó, se relacionan con la ampliación del alcance del mantenimiento, ya que fue necesario demoler los baños y rehacer las instalaciones hidrosanitarias, y con la aparición de casos de COVID-19 en el territorio, lo que obligó a la brigada de la obra a ausentarse por dos meses.

Pero, aunque no se tenga fecha clara para los velorios en la funeraria reparada, el medio oficialista consideró oportuno dar a conocer que La Nueva reabrirá con dos nuevas capillas velatorias en el segundo piso, las cuales reúnen “todas las comodidades, incluido mobiliario y estancias para los parientes cercanos”.

En fin, morirse en Guantánamo cuando quiera que se termine la funeraria será mejor antes. El sabio Álvarez Guedes y otros populares humoristas han contado en clave de chiste que si el bloqueo arrecia, los trabajadores funerarios y sepultureros de Cuba presumirán de sobrecumplimiento de planes productivos.

Quizás por eso, y sólo por eso, el Moriremos, perdón, Venceremos, quiso publicar sobre un eventual sobrecumplimiento antes de que se produzca, antes de que esté terminada La Nueva.

 

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