Según han dicho los voceros del régimen cubano, el ordenamiento monetario y cambiario que iniciará el 1 de enero busca, entre otras muchas cosas relacionadas con hacer funcionar a una economía improductiva, enderezar la pirámide salarial y de ingresos en la isla, invertida desde hace décadas.
Como consecuencia de la mala gestión económica de la cúpula gobernante, así como del férreo sistema que se empeña en mantener, en Cuba un albañil cualquiera gana más que un médico, un profesor o un destacado investigador. Señalarlo no implica denigrar profesión alguna, cuya utilidad y dignidad rebasan en mucho y significan más que la cantidad de estudios, tiempo o esfuerzo que haya detrás de su ejecución, sino simplemente aceptar que se trata de algo que no es común ni lógico en un sistema económico moderno que se pretenda acertado, justo y funcional.
A enmendar esas anomalías se supone está destinado entonces el ordenamiento, aunque varias de las medidas que el aparato institucional del régimen ha adoptado en cuanto a precios sugieren que la intención es justamente la contraria.
Los incrementos del costo de la canasta básica y servicios esenciales como la luz y el gas, así como de los precios de los trámites legales garantizan que el anunciado aumento salarial quedará en algo meramente nominal y no ayudará a que el salario sea el principal medio de sustento económico del trabajador ni a que la pirámide se enderece.
Por si fuera poco, en las resoluciones dadas a conocer se ven también incongruencias de origen que mantienen las anomalías salariales de la isla. Como ejemplo, aún con ordenamiento, un domador de animales de circo ganará más por concepto de salario que un médico recién graduado y que cualquier personal de enfermería, con independencia de su grado de especialización.
Ello, atendiendo a la calidad del domador, determinada en evaluaciones artísticas, y la complejidad de su número, según lo establecido en una de las resoluciones de la Gaceta Oficial no. 69, del 10 de diciembre de 2020.
Para un domador con la mejor evaluación posible y ejecutante de un número de la mayor complejidad, el salario mensual previsto a partir del inicio del ordenamiento es de 5060 pesos cubanos, 450 pesos más que lo que devengará un galeno que inicie su vida profesional o un enfermero especialista.
Todas las profesiones, oficios y actividades son necesarias en una sociedad. Un domador, que muchas veces expone su vida, puede merecer esa cuantía y mucho más por su trabajo, pero el ejemplo pone en entredicho la eventual eficacia de las medidas económicas que va adoptando el régimen, en las que los médicos y otros muchos profesionales del sector público pueden no hallar solución a los males socioeconómicos que aquejan su cotidianidad.