La Ministra de Finanzas y Precios de Cuba, Meisi Bolaños, negó este 15 de diciembre que el gobierno aumentará las tarifas aduanales a los viajeros que llegan a la isla, como habían reportado medios independientes el fin de semana.
La funcionaria también negó que La Habana fuera a implementar un nuevo impuesto sobre los ingresos personales a los cubanos que viven fuera del país, pero mantienen residencia legal en la isla.
El 10 de diciembre el gobierno anunció que eliminaría el CUC a partir de enero y aumentaría salarios y pensiones para reducir el impacto de la inflación que provocará esta medida. Los cambios fueron anunciados junto a otras regulaciones en varios medios oficiales y la Gaceta de la República.
Una de estas resoluciones sugiere que los cubanos que viven en el extranjero, pero mantienen residencia permanente en la isla tendrían que pagar un impuesto en Cuba equivalente al 4% de sus ingresos personales.
La ley tributaria de 2012 ya había establecido el cobro, pero su implementación ha sido pospuesta, al menos hasta ahora. Bolaños dijo en la televisión estatal que los planes existen, pero no era cierto que el gobierno comenzará a cobrar ese impuesto a partir de enero del próximo año.
Entre los cubanos que se verían afectados si el gobierno comienza a exigir este impuesto se encuentran los cubanos que viven fuera del país, pero han regresado a la isla al menos una vez cada dos años y por tanto han mantenido su categoría de residente permanente.
Durante la última semana las autoridades cubanas anunciaron una tras otras nuevas tarifas de servicios básicos, precios de alimentos, salarios y pensiones como parte de la unificación monetaria y cambiaria que dejará únicamente al dólar y el peso cubano como monedas efectivas de la economía cubana.
A partir del primero de enero de 2021 comenzará a desaparecer paulatinamente el CUC, una de las medidas económicas más esperadas por los cubanos, aunque su “efecto milagroso” está muy lejos de la realidad.
La largamente pospuesta unificación monetaria consistirá en la desaparición del peso convertible o CUC, creado en 1994 y equivalente al dólar, lo que dejará al peso cubano (CUP), equivalente ahora mismo a 4 céntimos de dólar, como la única moneda local.
La llegada de la unificación monetaria ha provocado que cientos de cubanos acudieran a los bancos y casas de cambio para deshacerse de los CUC, que se devaluaron frente al dólar en el mercado informal.
La eliminación de la doble moneda llega en un momento de fuerte crisis económica. El parón del turismo por la pandemia de coronavirus ha agudizado la ya precaria situación financiera de la isla, golpeada por el endurecimiento del embargo de Estados Unidos, y la crisis de su aliada Venezuela y la tardanza en aplicar las reformas diseñadas para actualizar su sistema centralizado.
Esta necesidad de divisas ha llevado a Cuba a aplicar una "dolarización parcial" de su economía con polémicas medidas en los últimos meses como la apertura de supermercados y comercios en los que no se aceptan las monedas locales y solo se puede pagar en divisas con tarjeta.