La leyenda de La Bruja: condenados al olvido y la cruda supervivencia

La leyenda de La Bruja es un documental que conmueve. Sus protagonistas parecen marcados por una maldición, por estar rodeados de agua y montañas, condenados al olvido y la cruda supervivencia
 

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La cruzada audiovisual es un proyecto de Televisión Serrana que permite a sus realizadores narrar historias que van conociendo o descubriendo por el camino. Un ejemplo de ello es el documental La leyenda de La Bruja, del realizador Carlos Y. Rodríguez.

La Bruja es una comunidad perdida en el municipio de Guamá, en la provincia de Santiago de Cuba. Unos primerísimos planos de las olas embravecidas chocando contra las rocas, como un signo de resistencia que permanece, es la antesala de un documental que golpea al espectador desde sus primeros planos. La comunidad de Las Bruja parece un poblado fantasmal, sentenciado por una leyenda.

La leyenda de un pájaro cantor que sale por las noches y canta con un sonido extraño pudiera ser aterradora, pero los habitantes del lugar parecen estar acostumbrados a ello, incluso pareciera que se sienten orgullosos de poseer una leyenda que los identifica como una comunidad diferente, que habla de una manera peculiar, y siente el paso del tiempo como una carga pesada, que han heredado al nacer en tan extraño lugar, rodeado de mar y montañas.

La leyenda de La Bruja discursa sobre el destino perdido de sus habitantes, que viven una extrema pobreza en una comunidad sin médicos, ni acueductos, donde un proyecto sociocultural les dio una alegría de vida, para arrebatárselas un tiempo después y dejar a sus habitantes con casas a medio construir y promesas sobre una vida mejor que ya no esperan.

La estructura del documental combina la observación participante y la entrevista. La fotografía insiste en los primeros y primerísimos planos para proyectar el interior de sus personajes, personajes inmersos en una cruda lucha por la supervivencia, alejados de todo y de todos.

 

 

La llegada del actor Raúl Pomares al lugar un día les brindó esperanza de vida, dice a cámara un poblador. Lo que otrora fuera el proyecto de La Bruja, creado en 1998 con la intención de revivir una comunidad prácticamente en ruinas es historia, muchos de los entrevistados lo recuerdan con nostalgia, porque les prometieron mejorías que aún no han tenido.

Abandono y carencias de todo tipo padecen los habitantes de tan inhóspito lugar en el municipio de Guamá. Vivir allí es lo peor para uno de los entrevistados, que siente cómo los años y la pobreza se han apoderado del lugar, solo el mar parece ofrecer un respiro a los habitantes, el mar que les brinda el sustento y la posibilidad de sentir esa sensación de infinito frente a sus aguas.

La leyenda de La Bruja conmueve por la soledad y el desgarramiento de los pobladores, por la alienación que se respira entre tantas carencias y vicisitudes, en un lugar marcado por el desencanto de sus pobladores, que parecieran no vivir en tiempos de Revolución.

Este es un audiovisual necesario que convida a la reflexión, un llamado de atención a dirigentes y funcionarios de la zona que no han sabido priorizar a campesinos que carecen de casi todo lo necesario para vivir.

Conmueve el documental, pero sobre todas las cosas pone el dedo en la llaga de conflictos reales que parecen sacados de una leyenda maléfica, donde sus habitantes estuvieran malditos por estar rodeados de agua y montañas, por estar condenados al olvido y la cruda supervivencia.

 

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