Jack Dorsey, fundador y presidente de Twitter, ha anunciado que la red social dejará de mostrar a partir de noviembre anuncios de contenido político, una decisión que recortará los ingresos de la empresa pero que su CEO considera necesario para evitar "que el dinero pueda influir en decisiones que afectan a millones de vidas", ha dicho en una serie de tweets explicando la decisión.
"Creemos que el alcance de los mensajes políticos debe ganarse, no comprarse", ha explicado Dorsey. "Los anuncios políticos en Internet presentan problemas completamente nuevos para el discurso cívico: optimización basada en el aprendizaje automático, la micro-focalización, la información engañosa no verificada y los deep fakes. Y todo avanzando a una velocidad creciente, con una sofisticación y escala abrumadora", ha añadido.
Dorsey asegura que la empresa tendrá definida una política clara sobre los nuevos límites para anuncios con contenido político a mediados de noviembre. Aunque la decisión es tajante, Twitter se enfrenta ahora al problema de tener que decidir qué debe considerarse anuncio político y cómo implementar los controles para evitarlos, aunque de entrada hay varios anuncios que sí estarán permitidos como aquellos dirigidos a fomentar la participación electoral.
El anuncio de la medida se ha realizado justo cuando Facebook presentaba sus últimos resultados trimestrales. No ha sido una coincidencia. La compañía de Mark Zuckerberg está estos días envuelta en un intenso debate sobre cómo debe actuar ante los anuncios electorales en su plataforma, que en las elecciones pasadas fue utilizada por Rusia para influir en las elecciones que dieron la victoria al presidente Donald Trump.
Con las próximas elecciones presidenciales norteamericanas a la vuelta de la esquina, Facebook ha decidido no imponer ningún tipo de control sobre los mismos, ni siquiera prohibir aquellos que promuevan contenido demostrablemente falso, una decisión que ha inquietado a una gran parte de la sociedad norteamericana y a muchos empleados de la compañía.
Mark Zuckerberg compareció esta semana ante miembros de la Comisión de Servicios Financieros del Congreso de los EEUU para explicar la postura de la empresa, explicando que considera deben ser los políticos los primeros interesados en no mentir en sus anuncios y autorregular su discurso. Zuckerberg enmarcó su decisión como una forma de proteger el derecho a la libertad de expresión.
En clara referencia a esa postura, Dorsey asegura que el debate no se centra en la libertad de expresión sino en el pago por aumentar el alcance."Y pagar para aumentar el alcance del discurso político tiene ramificaciones significativas que la infraestructura democrática de hoy no está preparada para manejar. Vale la pena frenar y reconsiderar", ha añadido.