Tres cubanos residentes en La Habana fueron detenidos en diciembre por defraudar cuentas de clientes que utilizan plataformas de pago digitales, informó este 31 de enero el diario Granma.
Todos reconocieron su participación en los hechos, se les ocuparon los teléfonos celulares empleados para realizar sus delitos, tarjetas magnéticas, y se pudo establecer que vulneraron el acceso a cuentas de 351 clientes, precisó el medio.
El delito afectó a 68 usuarios que perdieron 1 200 000 pesos y más de 7 000 dólares estadounidenses en 131 defraudaciones. Los detenidos accedieron a los datos personales de las víctimas en registros y bases de datos en internet.
Se apoderaron de las credenciales de acceso al correo de las víctimas mediante ingeniería social, capturas de tráfico o técnica de Phishing.
La ingeniería social es la práctica ilícita de obtener información confidencial a través de la manipulación de usuarios legítimos. La técnica de Phishing es el modo mediante el cual individuos inescrupulosos solicitan información para el acceso a cualquier sistema en internet, donde recaban datos personales de las potenciales víctimas.
Con el objetivo de estimular o engañar a las personas para que aporte su información, emplean atractivas ofertas laborales, promociones, inversiones, venta de artículos, entre otros ardides, para lo cual presentan formularios que deben llenar los usuarios.
También obtienen esa información en bases de datos en internet que no están protegidas con medidas de seguridad y que las personas, por desconocimiento o falta de precaución, piensan que nunca serán utilizados por terceros sin su consentimiento.
Parte de la actividad delictiva se generó desde publicaciones en internet, donde los defraudadores promocionan la venta de divisas a precios inferiores al mercado informal, a través de la creación de perfiles en redes sociales con fotos y datos de víctimas defraudadas con anterioridad, constituyendo este procedimiento una especie de gancho o ardid para atraer a potenciales víctimas.
Para tratar de generar un ambiente de confianza fueron los primeros en entregar sus supuestos documentos personales y de pago (tarjetas magnéticas), que, por lo general, se corresponden con los de víctimas anteriores, o que fueron obtenidas por vías ilegales. Para elevar el nivel de confianza, incluso transfieren parte del dinero acordado.