Falta de infraestructura, de inversión y mantenimiento amenazan con prolongar indefinidamente los apagones masivos en Venezuela, que se recrudecieron a inicios de marzo, sin que pueda verse una halo de esperanza en esta crisis para los venezolanos.
Golpeados por la crisis económica, los habitantes del otrora próspero país petrolero también sufren la falta de agua, problemas en las comunicaciones y merma del transporte tras varios días de apagones masivos que podrían seguir durante meses e incluso años, advierten especialistas.
"Esto va a continuar, la situación es gravísima, vienen más apagones y racionamientos. En todo el sistema completo se están generando a duras penas entre 5.500 y 6.000 megavatios de una capacidad instalada de 34.000 megavatios", dijo Winton Cabas, presidente de la Asociación Venezolana de Ingeniería Eléctrica y Mecánica (Aviem).
Cabas afirma que el chavismo se quedó "sin mano de obra calificada", tras el éxodo de unos 25.000 trabajadores del sector eléctrico, en medio de una diáspora de 2,7 millones de venezolanos que ha emigrado desde 2015.
Nicolás Maduro, bajo cuya gestión el país con las mayores reservas de crudo del mundo redujo su economía a la mitad y, además, está sofocado por una inflación que treparía a 10.000.000% en 2019, según el FMI, y por una escasez de bienes básicos, achaca las fallas eléctricas a presuntos sabotajes.
Pero el colapso eléctrico ya dio sus primeros coletazos en 2010 cuando el fallecido Hugo Chávez (1999-2013) anunció racionamientos en los estados del interior de Venezuela al argumentar que una fuerte sequía había llevado a niveles críticos la represa de Guri (estado Bolívar, sur), fuente de 80% de la electricidad del país.
La hidroeléctrica Guri es la segunda más grande de Latinoamérica después de Itaipú (Brasil-Paraguay). Originalmente el diseño del sistema preveía que el 60% fuese generado por hidroeléctricas y el 40% por termoeléctricas, lo que explica la vulnerabilidad, opina José Aguilar, consultor venezolano radicado en Estados Unidos.
"En los últimos 20 años se ha tenido un abuso de la infraestructura, por falta de mantenimiento y postergación de planes de desarrollo", sostuvo Aguilar. Además, explicó que se suma una "desprofesionalización" marcada por la "partidización política" del sector eléctrico, que se agudizó con la nacionalización ordenada por Chávez en 2007.
Luego de años consecutivos de apagones, mayormente en el petrolero estado Zulia fronterizo con Colombia, el 7 de marzo de 2019 se registró el apagón más largo en el país hasta entonces. Caracas y 22 estados quedaron a oscuras durante cinco días. Pocos días después, el 25 de marzo se inició un nuevo apagón masivo que deja sin luz de forma intermitente a toda Venezuela.
El régimen aduce que la falla del 7 de marzo fue causada por un "ataque cibernético" contra el cerebro de Guri, y por un "ataque electromagnético" a las líneas de transmisión encabezado por Estados Unidos con el apoyo de la oposición, liderada por el jefe parlamentario Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por más de 50 países. Pero Guaidó, quien ha llamado a los opositores a salir a protestar cada vez que se vaya la luz, ha desmentido estas versiones una y otra vez.
El impacto de los apagones en la producción de petróleo, fuente del 96% de los ingresos, añade dramatismo a la situación. Trabajadores han expresado bajo anonimato que durante las fallas eléctricas la producción en zonas como el Lago de Maracaibo (Zulia) se paraliza.
La agresividad de los apagones tiene efectos tanto para la oposición como para el oficialismo, en opinión del analista Félix Seijas.
Del lado del chavismo, "¿hasta dónde logrará el gobierno sembrar la duda sobre alguna participación opositora en esta crisis?. Y ¿hasta dónde puede sembrar la percepción de que son suficientemente fuertes como para salir en el corto plazo?".
Por otro lado, añade Seijas, queda ver hasta qué punto Guaidó "puede inyectar suficiente combustible para mantener la energía popular activa y seguir transmitiendo la percepción de tener control".
Con amplio rechazo popular, Maduro anunció el 27 de marzo racionamientos que denomina "administración de carga", pero no ha precisado si los cortes, que suman una década en el interior de Venezuela, se extenderán a Caracas.
"El plan de 30 días de administración de carga ya entró en vigencia este domingo 31 de marzo", dijo Maduro durante una cadena obligatoria de radio y televisión, sin precisar cómo funcionará.
La chispa del malestar por los recurrentes apagones se reflejó este fin de semana en manifestaciones dispersas en Caracas, varias de las cuales fueron reprimidas por grupos civiles armados afines al Gobierno socialista conocidos como "colectivos". El saldo, hasta el momento, es de dos heridos de bala, un hombre y una mujer.
"El Gobierno bolivariano ha decidido mantener suspendidas las actividades escolares y se establece una jornada laboral diaria hasta las dos de la tarde en instituciones públicas y privadas", informó más temprano el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, al leer un comunicado oficial.
Para especialistas la solución de la crisis energética está atada a un cambio en el modelo político. "Los apagones son consecuencia de un modelo político, institucional y económico", explicó el analista Luis Salamanca. Lo que ocurre es la suma del "abandono de la actividad, corruptela, incompetencia", explicó. "Esta es la ecuación de la destrucción", añadió.
Aún "yéndose el gobierno, vamos a tardar entre siete u ocho años en reconstruir el sistema eléctrico (…), tardó muchos años en construirse y ellos lo destruyeron", remató Cabas. Y más difícil será reconstruirlo con la brutal crisis económica, que se agravará aún más cuando entren en vigencia las sanciones económicas por parte de Estados Unidos el próximo 28 de abril.