La hiperinflación en el país suramericano quedó oficializada por el régimen de Nicolás Maduro, que acaba de publicar a través del Banco Central de Venezuela (BCV), la cifra correspondiente a la inflación acumulada hasta el mes de septiembre, ubicándose en 844,1%.
La entidad financiera no publica constantemente los informes económicos del país, al igual que otras instituciones dependientes del Estado, que desde la llegada de la revolución a Venezuela han convertido en un gran secreto los indicadores.
Pero pese al silencio del régimen respecto a las cifras de inflación, otros organismos constitucionales, como la Asamblea Nacional, se han encargado ser ventilar informes paralelos de la realidad venezolana.
El parlamento emite desde 2017 un reporte mensual de inflación que ha sido tomado como válido en vista de la admisión de las responsabilidades del BCV, que pasó casi tres años sin publicar ninguna cifra oficial.
La Comisión de Finanzas del Legislativo, que genera este reporte mensual, informó en septiembre que la inflación acumulada hasta agosto fue de 1.079,67 %. El índice se ubicó en agosto en un 25,04 %, precedido por un 55,05 % reportado para julio, una tendencia que, aseguran, mantiene al país dentro de la espiral de hiperinflación en la que entró desde 2017.
La hiperinflación en Venezuela inició a finales de 2017, cuando se registró una inflación mensual de 56,7 % e interanual de 1370 %, en ese período se anunció la creación del billete de 100.000 bolívares para intentar paliar la anulación del poder adquisitivo y el flujo de dinero en efectivo en el país. Actualmente es considerada la peor hiperinflación en la historia americana.
Mientras tanto, el régimen venezolano culpa a Estados Unidos y las sanciones como las principales causas del debacle económico en la nación bolivariana. La oposición, en cambio, asegura que el país se encuentra en “bancarrota” por la implementación de políticas erradas y la corrupción.