Un joven artista audiovisual habanero engrosa la abrumadora y extensa lista de cubanos que sufren una grave situación de vivienda. La denuncia de Reynier Morales se suma a los cientos de miles que, a lo largo de la isla, viven la desesperanza de obtener una vivienda o que las que tienen no se les desplome encima, a pesar de las promesas del régimen de una distribución del espacio habitacional.
A la madre de Morales le cayó encima un pedazo de la cubierta, lo que puso en alerta también a los vecinos, pues las condiciones de cada uno de los apartamentos de la edificación sufren un grave deterioro habitacional, y un riesgo inminente derrumbe.
“En principio no quiero sentarme a esperar por una brigada de construcción para reparar los daños; sé que la espera sería por gusto”; explicó Morales quien vive junto a sus padres en uno de los apartamentos de una edificación ubicada en la calle Árbol Seco #60, entre Estrella y Maloja, Centro Habana.
Gracias a unas amistades que lograron reunir algún dinero, para comprar algunos materiales, pudo emprender la reparación de su apartamento.
“Para mí fue mi penoso tener que pedir ayuda a mis amistades, cubanas y extranjeras, para emprender al menos una reparación superficial que me permita un poco de tranquilidad respecto a mis padres”; a quienes por temor a que ocurriera un eventual derrumbe envió a casa de unos familiares.
“Una reparación que no solo implica mi cubierta, sino además el piso y el balcón del apartamento que está justo encima del mío, que está en condiciones prácticamente inhabitable, y que afecta toda mi pared frontal”.
Sin embargo, la problemática no solo concierne a su apartamento, sino que también tendría que reparar otros pisos aleatorios que son paredes colindantes con la cubierta de mi casa, y que también se encuentran gravemente deterioradas.
“La segunda planta de la edificación es la que en peores condiciones se encuentra y a través de sus paredes y cubierta es por donde fluyen más filtraciones cada vez que llueve”.
La alternativa que propone Morales a sus vecinos es que, entre todos, “reunir un menudo e ir poquito a poco comprando materiales para ir arreglando esto porque no podemos esperar por nadie”; de lo contrario esta edificación, que exhibe partes que deben ser demolidas inmediatamente, integraría sin dudas la lista de derrumbes.
Pero como también acotó Morales, “ninguna de estas familias tiene recursos monetarios para emprender, por esfuerzo propio, la reparación capital que necesita el edificio”.
“Hace un tiempo vino una brigada estatal a arreglar este edificio, aquí la prueba y el resultado de su trabajo. Toda esta humedad y polvo lo estamos tragando mis vecinos, mi familia y yo; eso sin pensar que en algún momento alguno de nosotros no estará para contarlo”; publicó Morales en su perfil de redes sociales donde compartió imágenes del estado actual de la edificación.
Los materiales para esa reparación, aseguraron los vecinos, fueron desapareciendo poco a poco. Hecho que implica un innegable acto de corrupción.
Ninguna de las cartas remitidas a las autoridades correspondientes, aseguró Morales, han obtenido respuesta ninguna. Este silencio gubernamental es una práctica común en todas las estructuras del régimen cubano, fundamentalmente en las direcciones de Planificación Física y de Vivienda, dos de las entidades más denunciadas por corrupción.
A mediados del pasado año Miguel Díaz-Canel, durante su chequeo al estado actual del plan de construcción de viviendas, indicó un nuevo objetivo: entregar una casa diaria por municipio para paliar el déficit habitacional del país. Sin embargo, funcionarios consultados, de los gobiernos municipales de Habana Vieja, Centro Habana, Diez de Octubre y Cerro, aseguraron que bajo este criterio no se habían otorgado viviendas en esos territorios.
Situaciones similares sufren los vecinos de Zulueta #505, en Habana Vieja, quienes llevan más de diez durmiendo en la calle que, “nunca antes se habían sentido tan abandonados ni tan desamparados”.
“No hay respuestas, no hay acción, no hay una gota de sentido de pertenencia ni de humanismo hacia nosotros. Somos personas decentes, trabajadoras y conocedoras de nuestros derechos como ciudadanos cubanos”; denunció en su perfil de redes sociales Liu Herrera.
“A quién le importa los días que llevamos durmiendo en el portal de una iglesia. Cómo hacemos para vivir el día a día así, sin un techo digno de una persona. Cómo decirles a nuestros hijos que aún debemos permanecer aquí porque nadie nos ha escuchado, ni ha dado solución a nuestro gran problema”; fueron las interrogantes de Herrera, quien también denunció, con abundantes imágenes, que en zonas del municipio Playa más de diez edificios se encuentran terminados, “y cerrados, para decir más, oxidándose las puertas y ventanas”.
“No hay viviendas es la respuesta de todos los días de los funcionarios del gobierno municipal que nos atienden. Solo tienen para ofrecernos locales en mal estado y albergues en paupérrimas condiciones”.