Soandry "Hermanos de Kausa" del Río, considerado un rapero emblemático y referente para la cultura Hip Hop en Cuba, continúa siendo incisivo tanto en sus letras como en la expresión pública de su activismo cívico. Desde la aspereza de su lógica poética, nos recuerda que no debemos olvidar jamás que el silencio y la desmemoria son los enemigos a derrotar.
A propósito de su single Una canción gusana, incluido en su última producción musical ‒Juego limpio‒, ADN CUBA conversó con este ícono indiscutible del movimiento rapero cubano. Imposible de abarcar toda su obra y civismo, quisimos tomar como punto de partida de este diálogo la censura gubernamental a su discurso.
En abril de 2015 te expulsaron, junto a Raudel Eskuadrón Patriota, de la Agencia Cubana de Rap bajo la justificación de “no reportar ingresos a la empresa”.
“Esa justificación de que no éramos rentables fue, y sigue siendo, una mentira. Una salida burda y desesperada; típica del gobierno. Ningún grupo del catálogo podía ingresar dinero por la simple razón de que las instituciones culturales coartan la realización de los conciertos de rap. El motivo real de esa expulsión fue nuestra participación en la Cumbre de las Américas, invitados por organizaciones no gubernamentales.
“En mi caso me autogestionaba mis discos, mis presentaciones y mis viajes. Dije siempre que no quería tramitarlas a través de la Agencia porque me burocratizaban y ralentizaban cualquier proceso que emprendiera con ella. La Agencia es una entidad de representación artística, tiene la obligación de buscar trabajo a los artistas de su catálogo, y en esos momentos todo lo relacionado con mi obra era resultado de la autogestión. Tenía un disco nuevo, y había realizado incluso cuatro presentaciones en Miami.
“Les expliqué que yo firmaría la carta de expulsión, siempre y cuando ese documento reflejara la causa real: mi participación en la Cumbre de las Américas, celebrada en Panamá en abril de 2015. Es decir, no fue por causas de trabajo, sino por problemas ideológicos”.
¿Significó un escollo a tu carrera como rapero ser expulsado de la Agencia Cubana de Rap?
“No. En lo absoluto. Me sentí un negro libre. Fue como deshacerme de un enorme peso de encima. Sin Agencia se puede vivir perfectamente bien. De hecho, el problema de muchísimas agrupaciones raperas consiste en que solamente están enfocados en pertenecer a la Agencia. He ahí, y a causa de ello, que se están tronchando su proceso creativo, su carrera musical al depender de las instituciones”.
El ensayista Víctor Fowler expresó que, “[…] El Rap para mí es el espíritu de la protesta […], el portador musical ‒y no solo musical‒ sino también en términos visuales, literarios, danzarios, modo de vestir o cultura del grafiti de un determinado estilo de vida de sectores sociales que han sido postergados, preteridos […]”.
Sin embargo, se percibe, al menos desde los últimos cinco años, un eclipse del movimiento rapero cubano.
“Hemos pasado de ser un movimiento, que era referencia para toda Latinoamérica, a una desaparición total dentro de la escena rapera latinoamericana. Esto se traduce, por ejemplo, en la opacidad que ha ido adquiriendo, en sus últimas ediciones, un evento como el Simposio Internacional de Hip Hop. El rap cubano no existe ahora mismo en Latinoamérica.
“Existen dos o tres nombres, pero como movimiento que antes era una guía, un faro a seguir, una pauta a estudiar, y una fuente de inspiración… como tal hemos desaparecido. Quedan solo nombres de banderas que se levantaron en un momento determinado; ciertas leyendas; personas que continúan haciendo rap, pero son palos separados de lo que fue, años atrás, un monte. Eso es lo que queda del rap cubano”.
No son pocos los raperos, y productores, que decidieron radicarse fuera de Cuba para continuar con su carrera. Tú has tenido oportunidades y también razones de peso— desde la censura hasta la represión y el hostigamiento policial— para quedarte en el extranjero. ¿Por qué insistes siempre en regresar a la Isla?
“Nunca he querido cerrar esa puerta, prefiero mantenerla entreabierta. Creo que, en principio, no habría que juzgar a las personas que decidieron, por sus razones, quedarse allende los mares”.
“En mi caso particular, me he tomado el tema Cuba como una especie de litigio de vivienda: siento como que me quieren sacar del ʻgaoʼ… y no sirvió. Esta Isla es tan mía como de todos los que nacimos en ella. Me forjé en una ideología personal, desde la cual considero que, para hacer abanderado se tiene que plantar pie en tierra todo el tiempo. Creo que he sido bastante fiel a eso: que siempre regreso por ser fiel a lo que he dicho en mis canciones”.
¿Qué tan difícil es para ti realizar un concierto en Cuba?
“Puedo hacer un show, privado, con un muy reducido público. Proyectar una presentación para una numerosa asistencia es, sin exagerar, imposible. La Seguridad del Estado se encargaría de impedirlo a toda costa y de todas las maneras posibles.
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“He tratado de hacer acciones independientes, alternativas, en casa de amistades, pero la Seguridad del Estado presionaba a las personas implicadas, no directamente a mí. Una de las cosas que siempre he tenido claro es que nadie salga afectado cuando el implicado principal soy yo. Es parte de mi ética personal”.
Cuando te convertiste en uno de los activistas más visibles dentro de la campaña contra el Decreto 349, algunos dijeron que habías dejado el rap para hacer activismo político.
¿Consideras que tú participación y activismo en esta campaña es incongruente con tu proyección como rapero?
“Al contrario. Uno de los principales problemas que tiene el arte, y en este caso el rap cubano, es que la gente no es capaz de secundar sus letras con acciones. Lo que estoy haciendo, como parte de ese activismo, es precisamente secundar mis letras con actitudes”.
“Mi activismo en contra del Decreto 349 es una reacción natural porque entiendo que es un arma del régimen, a través del Ministerio de Cultura, no solo contra el rap, sino contra toda expresión artística.
“Siempre he estado en el activismo. Desde que estaba en la AHS (Asociación Hermanos Saíz) y en la Agencia. Con ambas instituciones siempre tuve problemas precisamente por ello. Existen muchas maneras de hacer activismo, y lo he hecho desde mis canciones, hasta desde mi forma de pensar con respecto a las instituciones, incluyendo mi discurso con el negro.
“De hecho, el día que Cuba sea libre retomaré, como principal premisa, mi lucha por la igualdad del negro. Porque dentro de la Cuba libre todavía no se proyecta la igualdad del negro”.
¿Hasta dónde crees que fue un éxito, o no, la campaña contra el Decreto 349?
“Creo que hubo victorias y derrotas. Todavía queda mucho por hacer en materia de organización, de compenetración, de comprensión de nuestra sociedad desde nosotros mismos.
“A través de este proceso me di cuenta que el gran problema que tenemos como pueblo, a la hora de liberarnos, es que no acabamos de entender que el trabajo en equipo es vital. Y eso es realmente lo que el régimen intenta quitarnos todo el tiempo: la capacidad de trabajar en equipo”.
La atomización y la desarticulación de la sociedad civil…
“Exacto. Debemos entender que, en los últimos sesenta años, lo que hemos contemplado es cómo un dirigente hace lo que quiere y cuando lo quiere. Hemos nacido, crecido y vivido con esa imagen, la heredamos. No pensamos en cómo un grupo gana más, sino cómo yo gano más. Esto nos impide avanzar como sociedad.
“Uno puede ser libre, pero si los demás a tu alrededor no son libres es muy difícil hablar de libertad total, o avanzar hacia la libertad total.
“No obstante, no se puede desligar a la campaña contra el Decreto 349 de un proceso que se incluye por sí mismo dentro de un surgimiento de manifestaciones públicas desde la sociedad civil... donde el pueblo por sí mismo y espontáneamente está saliendo a las calles a protestar”.
¿Qué ha cambiado desde tu último disco hasta el actual, que todavía se encuentra en proceso?
“He ganado en madurez, en experiencia. Por sobre todo he podido ratificar el poder enorme del arte en general. He sido constante en advertir, a quienes se implican en el activismo y que están vinculados a manifestaciones artísticas, que es imprescindible potenciar al arte.
“El hombre evoluciona, cada día somos más visuales, vamos adquiriendo más experiencia musical, más conciencia de lo que realmente significa cultura. La cultura es cambiante, es un organismo vivo, y nos transforma como personas. No podemos quedarnos en el victimismo, tenemos que usar el arte que en definitiva también es un arma de transformación extremadamente poderosa. A eso hay que darle valor, empoderarlo.
“Esa es la diferencia entre Material de estudio y Juego limpio: darme cuenta del impacto que tiene el arte en la vida del ser humano, para su transformación y para su liberación”.
En el single Una canción gusana ‒donde una línea inicial expresa: “asume este mensaje por la libertad cubana”‒, se nota que tu discurso trasciende la transformación de los barrios y se anuncia hacia una convocatoria más inclusiva.
¿Se puede decir entonces que Una canción gusana es un llamado a la Cuba en total?
“Por supuesto que es eso. Además, entiendo que muchos de los fenómenos que nos divide es precisamente la no existencia de la libertad. Y la libertad es lo primero que debe ocurrir para después cambiar otras cosas.
“Estamos en una circunstancia donde hay que poner a un lado las batallas personales para sumarse a las batallas conjuntas por un objetivo que nos cobije a todos. Por ejemplo, nadie nace racista; el racismo es algo que se enseña. Y si tienes un sistema educacional que es racista desde su núcleo, que te inculca un patrón eurocéntrico, con una estructura de publicidad racista, por supuesto que las personas se vuelven racistas.
“No existe un negro que sea racista con otro negro: todos, blancos y negros, somos racistas por educación adquirida, por el bombardeo que llega desde la educación, desde la publicidad, por la televisión, por la proyección del Estado a través de sus instituciones con las personas”.
¿Hasta dónde crees que afecta, a los artistas independientes, el derrumbe del llamado “intercambio cultural”?
“Hay situaciones en la vida en las que tienes que perder un brazo para escapar de una trampa. El problema es que nadie quiere pagar el precio.
“Cuando Obama estuvo en Cuba, y se habló de aperturas, de los cruceros… la gente de los barrios desfavorecidos no vio ninguno de esos presuntos cambios. Los beneficiados de esos presuntos cambios los disfrutó la élite, para el pueblo no hubo nada.
“Entonces si no hay para todos, no hay para nadie. Hay artistas en La Florida que también tienen el derecho de venir a La Habana.¿Por qué nadie piensa en ese detalle? Porque otra de las cosas que hemos asumido es que, la política del victimismo es muy rica y muy cómoda.
“Por otro lado, nunca ha habido ningún intercambio cultural. Es decir, intercambio nunca hubo, ni tampoco estaba resolviendo nada a los propios artistas. La mayoría de los beneficiados del mal llamado intercambio cultural han sido incapaces siquiera de decir que existe una situación crítica en Cuba con respecto a los artistas y el arte. Entonces para qué se quiere ese intercambio cultural”.