El cardenal Jaime Ortega y Alamino, quien fue una pieza clave en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, se encuentra ingresado este domingo en “estado delicado” a consecuencia de un cáncer terminal.
Según dijo a ADN una representante de la Parroquia San Antonio María Claret, en Santiago de Cuba, Ortega se encuentra “en un estado delicado” y “estamos muy pendientes de su salud”.
“Nosotros continuamos rezando por él”, enfatizó la religiosa.
La propia Parroquia publicó este sábado un mensaje en el que explicaba el grave estado de salud en el que se encontraba el cardenal.
“Desde anoche la salud de nuestro hermano obispo y cardenal por muchos años Jaime Ortega se debilitó en extremo, se espera que en cualquier momento pase a la Casa del Señor”.
La publicación señaló que padece un cáncer en estado terminal y se encuentra inconsciente.
El arzobispo de La Habana, Mons. Juan García, explicó el texto, le acompañó toda la madrugada rezando a su lado.
“Oremos todos por él y que se haga la Voluntad de Dios con el menor sufrimiento para él y su familia. Rogamos por la Misericordia del Señor y lo encomendamos a María de la Caridad, nuestra Madre y patrona de Cuba”, termina el comunicado.
Nacido el 18 de octubre de 1936 en Jagüey Grande, Matanzas Jaime Lucas Ortega y Alamino fue ordenado sacerdote en 1964; arzobispo 1979, y cardenal en 1994.
En 2016 dejó su cargo como arzobispo de La Habana con una misa en la Catedral capitalina a la que asistieron cientos de feligreses. En el servicio religioso se leyó un mensaje del papa Francisco que ponderaba el trabajo del prelado cubano en favor del diálogo y la reconciliación en la isla.
"Aún en tiempos delicados no ha escatimado esfuerzos para fomentar la reconciliación en el seno de la sociedad cubana y para abrir caminos de diálogo entre Cuba y otros países", dijo el papa sobre el entonces máximo representante de la Iglesia Católica en Cuba.
Ortega estuvo más de tres décadas como Arzobispo de La Habana y abandonó el puesto cerca de los 80 años. Su lugar fue ocupado por Juan de la Caridad García, quien fungía como arzobispo de Camagüey.
Durante ese tiempo recibió en Cuba a los papas Juan Pablo II en 1998, Benedicto XVI en 2012 y el propio Francisco en 2015
El cardenal inició en 2010 ante el gobierno de Raúl Castro un proceso de diálogo que condujo a la liberación de más de un centenar de presos políticos, muchos de los cuales pertenecían al grupo de los 75 disidentes condenados a penas de más 20 años de prisión en 2003.
"Agradezco especialmente al presidente Raúl Castro por el impulso decisivo dado a este diálogo. Él aceptó la participación activa y mediadora de la Iglesia Católica en la excarcelación de casi 150 prisioneros", indicó el cardenal.
Ortega también fue reconocida por su intenso trabajo para el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos y recibió en 2016 al entonces presidente Barack Obama durante su histórico viaje a Cuba.