Una extraordinaria historia de solidaridad se conoció en Bélgica, luego de que una mujer nonagenaria renunció al respirador que le iban a colocar cuando se complicó su padecimiento de la COVID-19.
“He tenido una buena vida y no me preocupa morir”, dijo Suzanne Hoylaerts, según publicaron medios de comunicación de aquel país europeo.
La anciana prefirió que utilizaran el equipo en otra persona con más posibilidades de vida, y falleció a las 24 horas después.
Residente en Binkom, a 40 kilómetros de la capital Bruselas, ingresó en un hospital por dificultades al respirar y antes había sufrido una neumonía.
Según el parte médico, la saturación de oxígeno estaba en unos límites delicados y además dio positivo a la prueba del coronavirus que ocasiona la COVID-19, aunque había estado en aislamiento.
Los sanitarios siguieron con el protocolo para estos casos, y cuando decidieron aplicarle un respirador artificial que ayudara a muscular sus dañados pulmones, Suzanne lo rechazó: “Guardadlo para los jóvenes, ya he tenido una buena vida”.
El personal médico respetó su decisión, y al día siguiente se convirtió en una más de las 705 personas fallecidas en ese país hasta este martes.
El Servicio Federal de Salud belga indicó que entre el lunes y el martes se registraron 876 nuevos casos con test de laboratorio en Bélgica, lo que supone un total de 12 mil 775 contagios confirmados.
Bélgica tiene 4 mil 920 personas hospitalizadas por COVID-19, de las que 1021 se encuentran en cuidados intensivos.