El Gobierno de Nicaragua desafió este sábado las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para contener la pandemia del coronavirus y celebró una marcha multitudinaria denominada "Amor en tiempos del COVID-19".
Mientras en todo el mundo se evitan o prohíben concentraciones de personas, en Managua miles de simpatizantes sandinistas y trabajadores del Estado convocados por el Gobierno marcharon juntos por varios kilómetros en una calle céntrica de la capital de Nicaragua, país que todavía no reporta casos de COVID-19.
Los sandinistas marcharon en masa, ataviados con su bandera rojinegra, que simboliza sangre y luto, bajo un sol abrasador en Managua, sin la presencia en ningún momento de los convocantes y homenajeados, el presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Entre canciones de admiración a Ortega, bailes espontáneos y consignas dedicadas al gobernante y a la Primera Dama, los sandinistas insistían en que el COVID-19 no ha alcanzado a Nicaragua "gracias" al "comandante Daniel".
La marcha estuvo en consonancia con el anuncio del Gobierno, de que no restringirá el ingreso a Nicaragua, no ordenará cuarentenas a causa del COVID-19, y no prohibirá las actividades masivas recreativas.
Hasta ahora el Gobierno nicaragüense se ha limitado a informar lo básico sobre la pandemia. "Cada Estado, cada Gobierno, va tomando sus medidas, según sus situaciones, su circunstancia", dijo Murillo, durante una alocución, a través de medios del Gobierno.
Las acciones de Nicaragua son opuestas a las de sus países vecinos, que limitaron el ingreso de personas a sus territorios, establecieron cuarentenas, o suspendieron actividades masivas.
Mientras en el norte Honduras se decretaba "alerta roja" luego de confirmar tres casos de COVID-19, y en el sur Costa Rica se reforzó sus medidas de prevención tras confirmar 26 personas infectadas, en Nicaragua los sandinistas marchaban ajenos al entorno regional.
Críticas a la actividad
Diversos sectores de la sociedad nicaragüense criticaron la actividad, por considerar que se puso en riesgo la salud y la vida de los participantes, ante la posibilidad de que el COVID-19 esté en Nicaragua sin que todavía haya sido detectado.
"Obligar a los empleados públicos y sus familiares a marchar es un acto de irresponsabilidad y sin duda, exponerlos al peligro", señaló la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, en un pronunciamiento.
La exguerrillera sandinista y exministra de Salud en la primera época presidencial de Ortega (1980-1990), Dora María Téllez, calificó de "irresponsabilidad criminal" la decisión del Gobierno de juntar a miles de personas esta tarde.
La Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN) y médicos independientes demandaron al Gobierno que sea "transparente" sobre los riesgos del COVID-19, y que tome acciones para mitigar su impacto.
La Alianza Cívica advirtió que la llegada del COVID-19 a Nicaragua "es inminente" y, ante el relativo silencio del Gobierno, decidió emitir una serie de sugerencias para evitar la transmisión del coronavirus, basadas en las recomendaciones de la OMS.
En una lista de 15 recomendaciones, la Alianza opositora sugirió evitar aglomeraciones, distanciarse de las personas, cuidar la higiene personal, o evitar salir si es innecesario.
Algunos nicaragüenses se organizaron en grupos para compartir, en redes sociales, recomendaciones sanitarias por su cuenta, ante la aparente escasa información emitida por el Gobierno.
Mientras tanto, en el antiguo centro de Managua, los sandinistas continuaban de fiesta, agitando carteles con frases como "Plomo (disparos) a los puchitos (oposición)", "Les arde que sigamos con Daniel", o "Amor en tiempos del COVID-19".