Una cola multitudinaria hecha para comprar cerveza en el barrio “La Timba”, de La Habana, se salió de control y varios cubanos se liaron a golpes.
La muchedumbre se formó desde bien temprano en la madrugada frente a un quiosco estatal, como se observa en varias fotografías compartidas este jueves por Clara Cabrera, residente en Miami, a quien le enviaron las imágenes.
“Esto es en CUBA 3:40 am la cola multitudinaria pero no es para pollo, ni perrito y mucho menos para protestar por el hambre. ¡NO! Esta cola es para comprar cerveza”, criticó Cabrera.
Según esta cubana, la aglomeración ocurrió en la Calle 4, entre 39 y 41, en La Timba, un barrio marginado de Plaza de la Revolución y cercano a las sedes de varias instituciones del régimen.
“A la revolución le quedan 62 mil milenios porque ya al pueblo le robaron la dignidad y sin eso se complica pedir derechos”, lamentó Clara Cabrera.
Al parecer, los ánimos se fueron caldeando luego de horas esperando para comprar la bebida alcohólica, que escasea en el país como todo tipo de productos y alimentos. La muchedumbre superó el centenar de personas, que seguramente querían asegurar unas pocas cervezas para celebrar de alguna manera el próximo domingo, Día de los padres.
Pasado el mediodía, Cabrera volvió a compartir imágenes de la cola, pero ya la espera se había trocado en peleas.
“Así está la cola de la cerveza, no comida, cerveeeeza [;] la revolución es continuidad y falta de dignidad de un pueblo que piensa más en emborracharse que en dejar de pedir recargas”, arremetió esta usuaria.
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En el video se ve el altercado y varios habaneros huyendo de la andanada de golpes que más adelante se estaban propinando en la riña tumultuaria. Gritos y expresiones de “¡Ay Dios!” y “¡Se calentó La Timba!” se escuchan mientras algunos corren, pero la mayoría se mantiene expectante para no perder la oportunidad de comprar alguna cerveza.
La escasez de alimentos y bienes de primera necesidad en Cuba, agravada por el impacto de la pandemia de coronavirus y la inflación derivada del “ordenamiento” monetario emprendido por el régimen, obliga a los cubanos a estar casi a diario en largas e interminables colas para comprar lo esencial.
Colas que, sin importar cuán temprano marques, sacrificando tu sueño y tu tiempo, no te garantiza en lo más mínimo conseguir aquello que requieres y ansías, llámese pollo, detergente, aceite, jabón o cualquier otro artículo común y de uso diario.
Pero a pesar de esa falta de garantía, a las colas hay que acudir y llegar lo más puntual que se pueda. El ejercicio puede ser fútil, mas es inevitable. Los comunes, esos carentes de contactos y ajenos a redes de trapicheo, deben hacer sus colas como condición obligatoria para conseguir algo, aún y cuando muchas veces no lo logren.