La Encargada de Negocios de la Embajada de EEUU en Cuba, Mara Tekach, visitó hoy el monumento a los caídos en la batalla de San Juan, la más sangrienta de la guerra hispano-cubana-norteamericana, en la que España perdió el dominio de Cuba.
El paseo de la diplomática junto a otros funcionarios colegas por las Lomas de San Juan es parte de la gira que realizan por el Oriente del país, durante la cual Tekach se ha reunido con líderes opositores en esa región, la más pobre y olvidada de la Isla.
“En nuestra ruta a Santiago nos reunimos con activistas, líderes religiosos y muchas personas que están luchando por la libertad de Cuba y conocimos sobre sus desafíos y sacrificios”, añadió en Twitter sin dar señas sobre quiénes fueron exactamente las personas con que conversó.
En septiembre, Tekach sostuvo un encuentro con el pastor protestante Alain Toledano, cuya congregación y su propia actividad como ministro en la provincia de Guantánamo sufren el acoso de las autoridades y la policía política, quienes vigilan y entorpecen su quehacer.
En la zona oriental de Cuba florece desde hace años la comunidad evangélica más grande de la Isla. Allí el trabajo apostólico de los ministros protestantes, con el apoyo de autoridades extranjeras y la ojeriza de las cubanas, ha sabido aprovecharse de la pobreza y el olvido de La Habana para expandir su credo. Las iglesias evangélicas suplen al Estado como garante de servicios públicos y son el refugio de los marginados y abatidos.
Tekach también se reunió en octubre con el activista Guillermo del Sol, tras una huelga de hambre de 55 días contra la política de “regulados” dirigida a opositores . “Hoy he venido a verle, aliviada de que haya puesto fin a su huelga de hambre. El mundo necesita su voz”, declaró la diplomática en la red social Twitter el 5 de octubre tras la entrevista .
La visita de este lunes a San Juan conmemora el día de los veteranos y recuerda el combate en que los jinetes del regimiento Rough Riders, comandado por Theodore Roosvelt, cargó a la cabeza de una división de caballería contra las posiciones españolas. Aunque Roosvelt y todo el ejército estadounidense no se destacaron por su destreza táctica durante la contienda, aquel gesto heroico le valió la admiración de su país.