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Régimen desata represión el Día de los Derechos Humanos

Ayer 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, activistas y periodistas fueron acosados por la policía política con el fin de evitar cualquier manifestación

Actualizado: Sun, 12/11/2022 - 10:47

La maquinaria represiva del régimen cubano no se detuvo ayer 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. De hecho, se hizo más intensa. Activistas y periodistas fueron acosados por la policía política con el fin de evitar cualquier manifestación.

El reconocido disidente Manuel Cuesta Morúa estuvo bajo vigilancia policial en su domicilio en La Habana. A raíz de esa vulneración de sus derechos, Cuesta Morúa declaró a Radio Televisión Martí que la dictadura designó para él un agente de la Seguridad del Estado y una patrulla para detenerlo si decidía salir.

“Esa es la situación real que tenemos en el país en relación con los derechos humanos y el activismo básicamente que ha promovido siempre los derechos humanos en Cuba", afirmó Cuesta Morúa, que también fuera detenido el pasado 8 de diciembre.

Por otra parte, los opositores Annia Zamora y Armando Abascal, residentes en el  poblado de Carlos Roja, en  Matanzas, denunciaron ser víctimas de un operativo de vigilancia en las inmediaciones de su vivienda.

El activista Marcel Valdés contó, mediante una transmisión en vivo, que Wilber Aguilar Bravo, padre del preso político Walnier Luis Aguilar Rivera, fue citado para un interrogatorio a la estación policial del Capri. 

La Seguridad del Estado también sitió a la periodista independiente Camila Acosta. La reportera de CubaNet grabó un video en el que se observa cómo dos agentes, una de ellas uniformada, le pidieron sus documentos y le comunicaron que tenía prohibido salir de su domicilio.

Luego la siguieron de cerca mientras iba al agromercado.

En la cárcel de Mar Verde también el prisionero político José Daniel Ferrer fue agredido. Su hermana Ana Belkis Ferrer expresó en entrevista con Radio Televisión Martí que fue golpeado el 9 de diciembre durante una visita familiar, delante de su esposa y dos de sus hijos.

"Cuando finalizó la visita, mi hermano comenzó a exigir que le devolvieran la correspondencia que le habían robado a Nelva el día 30 de noviembre durante la visita conyugal. Vinieron represores, entre ellos, el jefe de la prisión, conocido como Pineda, y el sicario de la policía política que se hace nombrar Julio Fonseca. Unos le sujetaron y otros lo golpearon brutalmente, lo tiraron al piso, le aplicaron técnicas para inmovilizarlo, le taparon la boca porque él gritaba consignas (...). Se lo llevaron de manera muy violenta", relató Ana Belkis.


 


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