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Activista cubana Yeilis Torres obtiene asilo político en EE.UU.

La opositora cubana, que fue golpeada por el vocero castrista Humberto López, ganó su caso de asilo tras casi un año internada en un centro de emigrantes

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Yeilis Torres Cruz
Cubanet | Yeilis Torres Cruz

Actualizado: Wed, 03/29/2023 - 08:21

La opositora y activista cubana de la Unión Patriótica Yeilis Torres ganó su caso de asilo político en Estados Unidos luego de varios meses de espera internada, primero, en la Base Naval de Guantánamo, y luego en un centro de emigrantes en el condado de Broward, en la Florida.

“Gracias a Dios, a mis abogados, y a la justicia de EEUU gané mi caso de asilo”, señaló Torres vía telefónica a Radio Televisión Martí.

Según este reporte, el esposo de Torres, Pavel Pérez, no cree que la pesadilla del internamiento de su pareja por 11 meses haya finalizado y su primera reacción fue gritar de alegría que habían ganado el caso, un “caso” que Pérez calificó de muy largo e injusto.

Su abogado, Wilfredo Allen, explicó que habían demostrado “tener un caso creíble y seguro. Ella comienza una nueva vida en EEUU y como asilada política, tiene derecho a la reclamación inmediata de sus hijos que viven en Cuba”.

En diciembre de 2022 Torres había denunciado que su caso de asilo político presentaba irregularidades a pesar de las evidencias aportadas ante las autoridades migratorias de Estados Unidos.

Torres Cruz, ex prisionera política, declaró a Univisión 23, a través de una llamada telefónica, que “prefiero morir antes que regresar a Cuba”.

La opositora, miembro de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), estuvo detenida en la Base Naval de Guántanamo luego de un intento de salida ilegal del país hacia EE.UU en mayo de 2022.

Un año antes, en mayo de 2021, había sido detenida por las fuerzas del régimen tras encarar al vocero del régimen, Humberto López. La joven madre fue recluida en la Prisión de Mujeres de Occidente, en el Guatao, donde permaneció sin juicio durante 10 meses y medio.

Torres salió de manera ilegal de Cuba, por Baracoa, en Mayabeque, en una embarcación de fabricación casera, con otros siete cubanos. Desde entonces vivió una “pesadilla” que acaba de terminar para ella y sus familiares.

“No creo que sea justo que todo el activismo que he hecho, de todas las cosas por las que he pasado, que me tengan tanto tiempo ahí pudiéndome traer acá para el lado de mi esposo”, había declarado a finales del año pasado.

 


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