Manuel era carpintero en una empresa estatal; lo despidieron por ser Testigo de Jehová y hoy vende escobas caminando por las calles de la ciudad de Santiago de Cuba.
En una ocasión Héctor y otros tres hermanos estuvieron predicando por las lomas de Juan González cuando fueron detenidos por la policía y tuvieron que pasar un día entero encerrados en un calabozo…
A los Testigos de Jehová les ha perseguido el estigma de “contrarrevolucionarios”, se les han dicho oprobios por no entender su decisión de no someterse a transfusiones de sangre, y pocos han sido tolerantes con su convicción de no cantar el himno nacional o saludar enseñas.
A la pequeña Claudia le obligaron a cantar una canción dedicada a Fidel Castro, y nadie entendía por qué ella no debía hacerlo. Con ocho años de edad, solo atinó a correr tan rápido como sus delgadas piernas le permitieron. Su madre luego tuvo que ir a la escuela a explicar, y no faltaron las miradas despectivas de los profesores. Al final, todos estuvieron de acuerdo con dejar pasar esa “falta”.
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La vida de los Testigos de Jehová en Cuba es un largo camino de incomprensiones y maltratos, algunos dicen que de tozudez en tiempo de discriminación. Poca tolerancia encuentran, para no hablar de aceptación, en un mundo donde casi todo se define en escala de grises y un país en que las etiquetas abundan.
Marilín Jiménez Bouchereau es una santiaguera de las que conoció la verdad, como dicen ellos, pero bien caro le costó ese momento por el que siente tanto orgullo. Ella y su esposo residen en la zona de Juan González, en el municipio de Guamá, un lugar donde vivir mella la cordura por estar a la merced de las irregularidades del transporte y el abasto de agua.
La historia familiar de esta mujer ha estado marcada, en diferentes momentos, por el rechazo, particularmente cuando en 2012 el huracán Sandy arrancó el techo de su vivienda y no encontró el apoyo estatal que merecía por ser, ante todo, una cubana.
Según estadísticas del sitio web Testigos de Jehová por todo el mundo, en Cuba existen 95 031 miembros de esta denominación cristiana, agrupados en 1503 congregaciones.
El dato revela que para una población de 11 480 000 cubanos, la proporción de Testigos de Jehová es de 1 por cada 121 habitantes.