De la lengua de los lameculos está hecha la autoestima del gobierno.
Los chiguaguas de tía Tata se han lanzado al ataque. Con furia, con saña, con rabia... sin tener la razón. La tarea orientada para las brigadas de ciber-respuesta rápida ha sido clara: defender al comandante Guillermo y al avestruz al precio de cuantos datos móviles sea necesario.
Entonces aparece Kcho, y bueno no lo tomas en serio, porque con su historial, debe tener delirium tremens, síndrome de abstinencia, o probó algo nuevo que le mandó Maradona.
Luego aparece Israel, con su buena fe al servicio de los malos. Este grupo, en la cadena alimenticia de los cantautores, está debajo de Ricardo Arjona. La defensa del muchacho, como era de esperar, abunda en palabrería. Al compositor sí le gusta emborronar cuartillas, defender lo indefendible, tirar datos intelectualoides para justificar el absurdo. Como siempre, le pellizca una nalga a la doble moral, y lanza una crítica sata a las instituciones del país.
La estrategia del autor de Catalejo es simple. Ahora que Estados Unidos le cerró las puertas a sus canciones, están asegurando el primer cargamento de avestruz para su restaurante particular Melesio Grill. Sí, amigos míos. La demagogia es calva y se pone de peluca a la ironía. Los seudopoetas, con el dinero de sus canciones, invirtieron en alimentar a los turistas, con manjares que son leyendas para los cubanos y así duplicar sus arcas.
Para colmo de oportunismo, el concepto del lugar; al llamarse Melesio Grill, contradice toda la verborrea revolucionaria, con respecto a la cooperativización y demás formas agropecuarias de darle órdenes al campesinado. Melesio Capote representa al guajiro rebelde, y los dueños del Melesio Grill, todo lo contrario, representan a los guajiros que se venden.
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Por último, aparece moviendo la cola, los dreadlocks, y olfateando con la nariz el cristal de la cámara, Raúl Torres. Este va un paso más allá que los dos anteriores. Intenta ser chistoso, ocurrente, creativo. Tres virtudes bien alejadas de su trayectoria musical que consta de tres éxitos y mucha propaganda. De hecho, el músico hace el papel del nuevo “muñequito ruso” con que papá gobierno castiga, a través de la radio y la televisión, a la población cubana, repitiendo sus canciones... día, tarde y noche.
El compañero Raúl (Torres) dice que adora la sopa de patas de avestruz, pero que le causa priapismo y que se encuentra en un policlínico por dicho motivo. Entonces aquí viene la parte donde intenta ser gracioso. Dice que afuera del policlínico, hay una cola enorme con las madres de todos los que se han burlado del comandante Guillermo y del avestruz. Según él, estas madres entran a tener sexo, y así, mientras disfrutan de su miembro rígido, le alivian su padecimiento.
Yo no sé en tu barrio... pero en el mío la madre es sagrada. Ojalá y lo tranquen en un cuarto como a Chocolate.
Ahora, detrás del humor, hay un asunto digno de análisis. Estos personajes creen que están defendiendo a la revolución y a sus líderes. Yo veo un detalle mucho más triste y delicado. Lo que hacen es censurar los elementos más auténticos que nos caracterizan como pueblo.
Los memes y chistes han sido una reacción espontánea de todos los cubanos, tanto los que viven en la isla como los que vivimos afuera.
Una cosa queda clara. Ni el gobierno, ni el comandante Guillermo, ni el avestruz representan al pueblo cubano. Los memes, sí. Son la respuesta de todos nosotros ante la impotencia y la falta de canales democráticos donde expresar nuestro descontento. Entonces Kcho, Israel y Raúl Torres, no son más que los bufones de una corte de ancianos, que hoy por hoy, sólo representan a una pequeñísima minoría.