El diplomático ruso, Andrei Konchakov, de 34 años, quien vive en la República Checa habría ingresado en su maletín la ricina, una toxina letal y entre sus probables víctimas estaría el alcalde de Praga.
Además estaría involucrado en un complot en el cual se intentó envenenar a otros tres funcionarios checos. El hombre del Kremlin llegó al aeropuerto de Praga con la toxina y luego de se dirigió a la embajada rusa en el país europeo.
No obstante Konchakov rechazó las acusaciones y dijo que la maleta, donde según informes de inteligencia checos tenía el poderoso veneno, en realidad contenía “desinfectantes y dulces”.
“Debe ser un error”, dijo Konchakov, y negó responder más preguntas. Y agregó que para poder dar una declaración en profundidad necesitaría la autorización de su gobierno en Moscú.
Según medios checos, Konchakov llegó al aeropuerto el 14 de marzo, mucho antes de lo que decían los primeros informes y como diplomático no estuvo obligado a los protocolos de seguridad, lo cual le permitió ingresar la toxina letal en su equipaje.
Ese día Konchakov fue recogido por un conductor de la embajada rusa, un hombre identificado en informes de inteligencia como Alexandr A, quien es sospechoso de ser un agente del Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa (FSB) y que tiene como misión cuidar a los diplomáticos rusos y asegurase de que los documentos secretos y otros artículos que estos traigan consigo estén seguros.
A las acusaciones, respondió la embajada rusa en Praga, que emitió un comunicado el pasado 11 de mayo diciendo que Konchakov ha sido blanco de amenazas, las cuales no fueron especificadas. Sin embargo, según los medios locales, la inteligencia checa sospecha que Konchakov trabaja como espía ruso en ese país.
El 26 de abril, el semanario de investigación checo Respekt informó sobre el plan de envenenamiento con ricina. Los objetivos del ataque con la toxina eran el alcalde de Praga, Zdenek Hrib, y dos funcionarios de la ciudad, Ondrej Kolar y Pavel Novotny. Actualmente los tres funcionarios están bajo protección policial las 24 horas del día.
El primer ministro checo Andrej Babis advirtió que no tolerará que “ninguna potencia mundial” intente interferir en los asuntos internos de su país.
Por supuesto esta no es la primera en la que se le acusa a Moscú de tratar de envenenar a algún crítico del Kremlin. Uno de los los últimos casos conocidos ocurrió en 2018 en el Reino Unido, cuando el ex espía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia fueron víctimas de un ataque con el potente agente neurotóxico denominado Novichock.
Se cree que el “presunto agresor” Konchakov nació en Moscú en 1986. Comenzó a trabajar en Praga para Rossotrudnichestvo, una agencia estatal encargada de supervisar el bienestar de los rusos que viven en el extranjero. Desde diciembre de 2017, figura como director del Centro Ruso de Ciencia y Cultura en Praga. Pero no se hizo "diplomático" hasta el pasado año.