Justicia salvadoreña sienta en el banquillo a cientos de pandilleros de la temida MS13

Entre los cabecillas acusados se encuentran Pedro Rivas, Dionisio Umanzor, alias El Sirra, y Borromeo Henríquez, alias Diablito de Hollywood, considerados como parte de la máxima estructura de liderazgo de la MS13
Entre los acusados están cabecillas de la MS13
 

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San Salvador, 8 oct (ADN CUBA).- Una corte antimafia de El Salvador retomó este martes el juicio contra 426 testaferros, pandilleros y líderes históricos de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) por cargos de homicidio, organizaciones terroristas, lavado de dinero y tráfico de armas.

Las autoridades de seguridad solo trasladaron a 16 de los imputados, mientras que el resto se encuentra en diferentes cárceles del país y presencian el juicio mediante video.

Los imputados fueron capturados en el marco de la denominada "Operación Cuscatlán" en febrero de 2018, una de las más amplias de los últimos años, y en la que se incautaron bienes por más de 1,8 millones de dólares.

Entre los cabecillas que enfrentan el juicio desde el lunes se encuentran Pedro Rivas, Dionisio Umanzor, alias El Sirra, y Borromeo Henríquez, alias Diablito de Hollywood, considerados como parte de la máxima estructura de liderazgo de la MS13.

Se espera que en el juicio declaren al menos 34 testigos, de una lista previa de 150 personas, y que concluya el próximo 1 de noviembre.

Las investigaciones de la Fiscalía señalan que un grupo de los supuestos testaferros de la pandilla recibió dinero de dicha estructura para blanquearlo mediante pequeños negocios.

El 70 % de las ganancias generadas por todos los negocios que recibían fondos ilícitos era para la pandilla y 30 % les quedaba a los dueños de los comercios.

La operación que dio pie a este proceso se registró después de la denominada "Jaque" de 2016, que fue el primer golpe directo a las finanzas de la MS13 con la desarticulación de una red que administraba el patrimonio de la pandilla.

 

 

De acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, la MS-13 se ha debilitado desde 2017, cuando el Gobierno estadounidense y el Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala) incrementaron su coordinación policial y judicial para combatir a ese grupo.

El Salvador es asediado por la MS-13, que Estados Unidos busca erradicar, el Barrio 18 y otras pandillas minoritarias que cuentan con más de 600 grupos en todo el país y a las cuales el Gobierno atribuye la mayoría de los crímenes ocurridos en su territorio.

Algunos estudios calculan que unos 60.000 jóvenes conforman las dos principales pandillas, la MS-13 y el Barrio 18.

El origen de esos grupos delictivos se remonta hasta los Estados Unidos, en la década de los 80, cuando jóvenes salvadoreños y centroamericanos llegaron ahí huyendo de las guerras civiles que azotaron Centroamérica en esos años, y en ese país absorbieron la cultura de pandillas que ya prevalecía.

Por eso no extraña que, hoy en día, los tentáculos de los grupos de pandillas, sobre todo de la MS-13 y del Barrio 18, llegan hasta los Estados Unidos.

Miembros de estos grupos delinquen y asesinan en ciudades de ese país, e incluso el presidente Donald Trump se ha referido a ellos como “animales”, por el salvajismo de los crímenes cometidos.

En noviembre del 2018, reportes de prensa informaron que Jeff Sessions, fiscal general, nombró a John Durham, un destacado funcionario antimafia para dirigir una fuerza conjunta antipandilla, encargada de perseguir a MS-13 y a los carteles mexicanos del narcotráfico en Long Island, Nueva York.

 

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