El día primero de octubre de 2018, la escuela para niños autistas Cheché Alfonso, ubicada en 5ta y 4 en el Vedado habanero, amaneció cerrada por orden del Ministerio de Salud Pública de Cuba.
La medida se debió a la presencia de irregularidades en materia de salubridad. La escuela estuvo sin funcionar durante toda la semana.
Un tema como este amerita se tenga presente que el sistema de educación es uno de los pilares sobre los que el gobierno de La Habana ha edificado el discurso con el que durante décadas intentó respaldar su régimen político.
El presente curso escolar en Cuba inició con la reapertura, luego de un largo proceso de restauración que tomó casi tres años, del otrora Colegio San Pablo, donde estudiara en su infancia José Martí, rebautizado hoy como Rafael María de Mendive. El edificio colonial, ubicado en el número 88 de la calle Prado, es sin dudas la escuela con mayor inversión en todo el país, un ejemplo de qué se puede lograr con la voluntad política necesaria, algo con lo que no cuenta la escuela Cheché Alfonso.
Perla Rosales Aguirre, directora adjunta de la Oficina del Historiador, comentando sobre la reapertura del Colegio San Pablo dijo: “este ambicioso y necesario proyecto,…tuvo un costo de 9,3 millones en moneda total, de ellos 1,5 millones en pesos convertibles (CUC)”.
La escuelita de 5ta y 4 recibió al nuevo curso con una situación similar a la que tenía cuando finalizó el periodo de enseñanza anterior. Aún hoy continúa sin contar con las condiciones mínimas para atender a sus estudiantes, niños que necesitan de todos los recursos posibles, toda la atención y el apoyo, la paciencia y el amor.
Con la presencia del fallecido Fidel Castro, el 4 de Enero del 2002, en la inauguración de la escuela "Dora Alonso" ubicada en Ciudad Libertad, antigua Ciudad Militar Columbia, se dio inicio al proyecto "Atención educativa a escolares con autismo en Cuba"; pero no basta con que exista un lugar a donde los niños puedan asistir en condición de escolares, es necesario que dicho lugar funcione, que los prepare para una correcta inclusión en la sociedad.
Al parecer, el proyecto "Atención educativa a escolares con autismo en Cuba", sufrió algún tipo de suerte similar a la de "La batalla de ideas", con la entrada de Raúl Castro a la cabeza del gobierno, porque si bien los espacios de enseñanza no desaparecieron, las condiciones en las que funcionan, por decirlo de alguna manera, dejan mucho que desear.
"Cada día que pasa la situación empeora, ya muchos padres no sabemos qué hacer, yo mismo creo que me estoy convirtiendo en un disidente”, dijo uno de los padres, del que otros padres han comenzado ya a tomar distancia.
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Si bien la educación de los niños autistas debe transcurrir en un medio organizado, dicho medio tiene que ser desarrollador, de manera que sirva para facilitarle el futuro, una vida adulta e independiente. En esto último los padres tienen consenso y así se lo han hecho saber a las autoridades del país a través del envío de cartas con cada nuevo curso escolar, y hasta estos momentos solo han visto como el tiempo pasa sin que se les dé respuesta, y las condiciones no mejoran.
Una contradicción aquí pudiera ser el hecho de que al curso escolar anterior se le asignó un tercer autobús a la escuela para comodidad de los niños, que hasta ese momento muchos tenían que estar más de dos horas dando vueltas por la ciudad, desde que el transporte los recogía hasta que llegaban a la escuela, y lo mismo de regreso a la casa.
“Aun así el viaje es demasiado largo para los niños, incluso para la maestra que va con ellos en la guagüita. Si para un adulto llega a ser incómodo estar una hora sentado en esas sillas plásticas, ¿cómo puede ser para un niño y más para un niño autista que muchas veces lo que tiene es ganas de salir corriendo?"— apuntó la madre de un escolar de diez años.
En los centros de enseñanza para autistas, las necesidades de cada niño y niña deberían ser abordadas integralmente y orientadas a facilitar el apoyo individualizado y especializado, teniendo en cuenta que en este caso la educación conlleva necesariamente un profundo conocimiento de la personalidad, características y peculiaridades de cada estudiante.
En la escuelita de 5ta y 4 la educación especializada es una utopía, la ausencia de un sistema de trabajo científico-metodológico es evidente a simple vista, y las maestras y auxiliares poco o nada pueden hacer, por el hecho de no contar con los recursos necesarios.
Un familiar de uno de los niños declaró a ADN CUBA que “más que maestras y auxiliares parecen enfermeras o custodios contratadas para procurar que los niños pasen, con el mínimo de contratiempos, su estadía en las aulas”.
Las condiciones idóneas para un aula con niños autistas en cuanto a la atención docente, serían contar con una maestra por cada dos estudiantes, y de ser necesario una maestra pudiera encargarse de atender a cuatro. En Cheché Alfonso no existe ningún grupo con ese beneficio. Hay aulas donde 12 alumnos son atendidos por una maestra. En estos momentos el déficit de auxiliares es grande, el número de especialistas necesarios para el funcionamiento normal de la escuela está muy deprimido, y no hay sicólogos ni terapeutas.
Los expertos en el tema a escala nacional hablan del método cubano Educación Física Adaptada, con el cual promueven la actividad física como forma de alcanzar el desarrollo de las habilidades motrices básicas y el dominio del cuerpo en el niño y la niña autista. En cambio Chehé Alfonzo no cuenta con ningún profesor que se desempeñe en dicho campo, y en el perímetro de la escuela tampoco hay áreas deportivas, ni espacio alguno dedicado para la práctica de actividades físicas.
“En algún momento existió la propuesta de ubicar la escuela en un lugar más grande, con mejores condiciones y hasta con un área verde, tan amplia que incluso se llegó a hablar de tener caballos para brindarle a los niños equinoterapia, pero aquel proyecto no se concretó porque el lugar fue absorbido por el Ministerio del interior”, expresó Fátima, madre de uno de los niños de la escuela.
En la actualidad el país solo cuenta con espacios educativos para escolares autistas en las provincias de Pinar del Río, La Habana, Cienfuegos, Holguín, Granma y Santiago de Cuba. Si en La Habana las condiciones de las escuelas son similares a las de Cheché Alfonso, es fácil tener una idea sobre cómo son en el resto del territorio nacional.