Venezolanos protestaron por falta de gasolina, electricidad y comida a pesar del COVID-19

La aguda escasez de gasolina, electricidad y dinero para comprar alimentos provocaron protestas en Venezuela
Automovilistas sin gasolina, en Caracas. Foto: Internet
 

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La falta de Gasolina, fallas en el servicio de electricidad y agua, y no tener dinero para comprar comida o el retraso en la entrega de las cajas Clap, como se les llama a los paquetes de ayuda alimentaria del Gobierno de Nicolás Maduro, provocaron intensas protestas en Venezuela durante todo el mes de abril.

En marzo, el Observatorio de Conflictividad Social reportó 580 protestas, 19 por día, las cuales se generaron por la escasez y control en la distribución de gasolina, falla de servicios públicos como agua y luz, y la petición de dolarizar el salario mínimo.

Venezuela se encuentra sin gasolina. Desde hace años habitantes de algunas regiones del país suramericano como Táchira, Zulia y Mérida han tenido que amanecer en una cola para surtir su vehículo de combustible.

Sin embargo, desde el pasado 16 de marzo, día en que Nicolás Maduro decretó la cuarentena para frenar la expansión del COVID-19, la grave escasez de combustible se incrementó; ni siquiera los trabajadores de sectores esenciales como seguridad, alimentos y salud tienen cómo moverse.

Tal es la falta de gasolina en el país, que por primera vez Caracas se ha visto afectada. Aunque Maduro en los últimos años maniobró para que la falta de servicios públicos no tocara a la capital por miedo a un alzamiento.

Desde que empezó la cuarentena la mayoría de las estaciones de servicio de Caracas se encuentran cerradas, y, las que están abiertas, están rodeadas por enormes colas de vehículos, que pueden superar el kilómetro.

 

 

Y el panorama no luce favorable. El gobierno de Maduro ha dicho en varias oportunidades que la falta de combustible se debe al "perverso plan bloqueo de naval de Estados Unidos", que según él, ha impedido que los insumos necesarios para la producción del combustible lleguen al país.

Pero expertos en el área petrolera aseguran que se debe al deterioro progresivo de Petróleos de Venezuela (PDVSA), empresa que se ha enfrentado a malas gestiones, falta de inversión, corrupción, un coctel que fue generando con el pasar de los años el colapso de la mayoría de las refinerías, tal como le dijo Antonio de la Cruz, experto de Inter American Trends, a BBC Mundo.

Sin embargo, el gobierno de Maduro por muchos años no le importó este daño, y en vez de reparar lo que estaba mal decidió usar la carta de la importación de gasolina. Pero las sanciones de Estados Unidos a PDVSA, aunadas a la caída en los precios del petróleo como resultado de la pandemia del coronavirus y la guerra de precios entre los principales productores de Rusia y Arabia Saudita dejaron a Maduro sin dinero para seguir importando.

La agencia de noticias Reuters, el pasado 25 de marzo, hizo público datos internos de PDVSA que revelan cómo hasta la última semana de marzo, el país solo había importado 90.417 barriles diarios de gasolina, lejos de los 165.000 de enero y febrero.

 

 

Para menguar el desastre, el gobierno de Maduro, según fuentes petroleras, decidió reparar el craqueador catalítico de la refinería El Palito, ubicada en el estado Falcón, que produce unos 146.000 barriles de gasolina por día.

En los últimos días han llegado al país más de 10 vuelos provenientes de Irán, cuyo gobierno ha traído piezas e insumos para lograrlo, a cambio de nueve toneladas de oro de las reservas del Banco Central de Venezuela, como reseñó Bloomberg.

Las colas para surtir gasolina han enfurecido a más de un venezolano, sobre todo a aquellos que a pesar de pasar hasta tres días en una fila llegan al sitio de llenado y funcionario de la Guardia Nacional les indica que “se acabó”.

Estos episodios generaron que en abril, habitantes de estados como Miranda, Monagas, Carabobo, Aragua, Cojedes, Portuguesa, Barinas, Sucre, Bolívar, y Lara, trancaran calles y quemaran cauchos para exigir el despacho de combustible en las estaciones de servicio.

Todo esto en medio de un aislamiento ordenado para evitar más contagios de COVID-19, que hasta este 30 de abril ya habían llegado a los 333 casos confirmados, con 10 decesos.

 

La Luz, el agua y la comida también han encendido pueblos

Los apagones, la falta de agua corriente, y el no tener dinero para ir al supermercado y comprar los productos básicos también han llevado a que muchos venezolanos abandonen la cuarentena y salgan a las calles a protestar.

En estados como Táchira, Mérida, Trujillo, Sucre, Barinas, moradores salieron de sus casas varios días del mes de abril para exigir el cese de apagones y que les llegue agua.

 

 

En Táchira y Mérida, en medio de la cuarentena, a sus habitantes les ha tocado vivir con 12 horas con servicio eléctrico y el resto a oscuras. Las autoridades se han limitado a hacer silencio.

Respecto a la necesidad de alimentos y no tener dinero para comprarlos; y el retraso en la entrega de las cajas Clap ha provocado disturbios en el país, con más intensidad, en los estados Sucre, Falcón, Nueva Esparta y Bolívar. En este último, se llegó al extremo de los saqueos.

El pasado jueves 23 de abril fueron saqueados en la localidad de Upata, ubicada al sur de Bolívar, varios locales comerciales, según lo dicho por la Cámara de Comercio del municipio Piar, organización que agrupa a los empresarios de la zona.  La jornada de disturbios y asaltos masivos a comercios dejó como resultado un muerto, dos heridos, siete establecimientos comerciales saqueados y 33 personas detenidas.

 

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