Caracas, 14 oct (ADN CUBA).- En medio de una grave crisis sociopolítica, que ha tumbado la economía del país, los venezolanos deben hacer ingentes esfuerzos para hacerse de cosas tan sencillas como un par de zapatos.
Eso evidenció un amplio reportaje del portal de noticias online TalCual, publicado este lunes, que citó a dueños de comercios y venezolanos de a pie entrevistados en el bulevar Sábana Grande, el distrito comercial localizado en el oriente de Caracas, otrora referente de la efervescencia productiva del país.
El gerente de una zapatería, dijo al reportero de ese medio, Carlos Seijas, el pasado 24 de septiembre: “Mira esto”, señaló el ejecutivo hacia el desolado y oscuro interior del negocio. “Antes ni siquiera me daba chance de comer por la cantidad de gente que atendía”. Pero ese día no había un tan solo comprador.
El reportaje contó que entró un posible comprador y preguntó por el precio en dólares de un par. Valían US$38, y el cliente poco después se fue.
Los zapatos para caballeros, fabricados en el país, costaban entre 387.000 bolívares, unos US$20 (si eran sintéticos) y 747.000 bolívares, US$38, (de cuero).
El salario mínimo mensual era de 40.000 bolívares, unos US$2, pero el Gobierno de Nicolás Maduro lo acaba de subir a US$150,000, un poco más de US$7, que tampoco alcanzan.
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El gerente aseguró que las ventas durante la temporada escolar no se comparan con las de años anteriores a 2017, antes de que el país entrara en un severo ciclo hiperinflacionario que ha pulverizado el poder adquisitivo de los venezolanos y la capacidad de compra del bolívar, explicó TalCual.
“Las ventas cayeron 70% en los últimos dos años”, añadió el gerente, quien hasta 2014 trabajó en una zapatería en El Cementerio que cerró definitivamente sus puertas.
El informe periodístico señaló que de una tienda de calzado importado femenino, ubicada justo al lado, salió Jessica García, quien confesó que llevaba dos años sin comprarse un par de zapatos nuevos. Los que acababa de ver valían 330.000 bolívares (aproximadamente US$17).
La muchacha le dijo al medio de comunicación que hasta ahora ella ha compartido con sus cinco hermanas sus zapatos, pero decidió que era hora de adquirir unos nuevos.
“Ya casi se me sale la lengua por el zapato. Reuní un poco, pero todos los precios que encuentro son excesivamente altos, y todo el tiempo aumentan”, dijo García, quien vende ropa para damas en Sabana Grande.
Solo en agosto, cuando la inflación duplicó la tasa registrada en julio al pasar de 33,8% a 65%, el rubro de vestido y calzado, importante por el regreso a clases, aumentó 78%, según cálculos de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), aseguró la publicación.
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García relató que en un buen día puede ganar 500.000 bolívares (US$25) pero que casi todo se le va en comprar mercancía para vender.
“Lo que me queda es para comer o para pagar cualquier otra cosa. Para sobrevivir”.
La pérdida del poder adquisitivo del venezolano ha sido tan brutal por la inflación, que el consumo per cápita se desplomó de tres a medio par (es decir, un zapato) en los últimos siete años.
Esto significa que un venezolano puede pasar dos años sin comprarse nuevo calzado, calculó TalCual.
“Hay personas que se pueden comprar dos pares y otras que se compran uno, pero la mayoría de los venezolanos pasa dos y hasta tres años y no se compra ningún par”, aseguró Luigi Pisella, presidente de la Cámara Venezolana del Calzado y Componentes (Cavecal).
La caída del consumo se ha mantenido como el factor que más afecta al sector manufacturero nacional, que trabaja hoy a solo 19% de su capacidad instalada, y al sector comercial, que acumula una contracción de 66% desde 2013.
En 2017 quedaban menos de 250.000 de las 830.000 empresas que existían en el país en 2002, según la gremial que aglutina a los comerciantes del país. Solo el año pasado 40% de los negocios cerraron sus puertas.