Desde el 3 de mayo en Venezuela se ha desarrollado una película que muy pocos entienden: dos ingresos frustrados de mercenarios en dos pueblos costeros del país; 16 detenidos (entre ellos dos estadounidenses); un Nicolás Maduro que asegura que Donald Trump es quien lo desea asesinar y un líder de la operación que asegura que varios de sus entrenados permanecen en suelo venezolano.
La Operación Gedeón nació con Óscar Pérez, el expiloto del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) que resultó ajusticiado junto a sus seis compañeros, el 15 de enero de 2018, en un chalet de la urbanización El Araguaney, ubicado en El Junquito, Caracas.
Con el asesinato de Pérez la palabra Gedeón en Venezuela quedó en el recuerdo. Sin embargo, la mañana del 3 de mayo, el ministro del Interior y Justicia de Venezuela, Néstor Reverol, informó en que funcionarios de seguridad del Gobierno de Nicolás Maduro lograron neutralizar un nuevo alzamiento. Militares y policías se enfrentaron a un grupo de alzados en las costas del estado Vargas, en Macuto, el cual dejó un saldo de ocho asesinados y dos capturados. Todos pertenecían a la operación Gedeón II, que tenía como fin generar una rebelión militar que lograra atrapar al gobernante venezolano y así entregarlo a la justicia de los Estados Unidos, que lo solicita por los delitos de tráfico de drogas.
Ese día se conoció que la operación estaba liderada por Jordan Goudreau, un exmiembro de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos, que recibió tres veces la Estrella de Bronce por su desempeño en Irak y Afganistán. El hombre, a través de un vídeo que compartió en las redes sociales, se adjudicó la operación y aseguró que todo se dio tras un acuerdo con el Gobierno interino de Juan Guaidó; sin embargo, el mandatario negó cualquier vinculación con esta incursión armada.
Según un reportaje de la agencia AP, el hombre que había contactado a Goudreau había sido el mayor general Clíver Alcalá Cordones, el exmilitar del chavismo actualmente detenido en suelo norteamericano acusado en casos de narcotráfico.
Es de recordar que el 26 de marzo, Alcalá, luego de ver su nombre entre los solicitados por el Departamento de Estado, reveló en una entrevista para la radio colombiana WRadio, un supuesto plan para derrocar el gobierno de Maduro, que según él tenía el consentimiento del presidente encargado, Juan Guaidó. En esa oportunidad, Alcalá dijo que hasta ese momento él y un grupo de 90 hombres formaban parte de esta misión, y que hasta esa fecha habían logrado ingresar a territorio venezolano una gran cantidad de armas que "se encuentran a buen resguardo".
Un segundo intento frustrado
Cuando el país creía que todo se trataba de una nueva mentira, de otra de las historias de golpes que ha anunciado el gobierno de Maduro en los últimos años, en horas de la tarde de este 4 de mayo, se conoció que fuerzas de seguridad de Venezuela capturaron a los capitanes Antonio Sequea, César Pérez Sequea, Jesús Ramos y Adolfo Baduel –hijo del General en Jefe Raúl Baduel preso por conspiración—; y también a dos ciudadanos estadounidenses, identificados como Luke Denman y Aaron Barry, quienes intentaban ingresar al país por las costas de Chuao, un pueblo pesquero del estado Aragua.
Luego de la nueva invasión frustrada, Nicolás Maduro dio un parte oficial de lo que consideró como “una operación narcoterrorista organizada con el apoyo de los gobiernos de Estados Unidos y Colombia para desestabilizar a nuestro gobierno, pero que fue derrotada por la sólida unión cívico-militar-policial de Venezuela”.
Según Maduro él y sus funcionarios conocían todos los detalles de la operación Gedeón: “Lo sabíamos todo: qué hablaban, qué comían, qué no comían, qué tomaban, qué no tomaban, quién los financiaba”. Indicó además, que el gobierno de Estados Unidos habría sido encargado su coordinación a su agencia antidrogas, la DEA.
Sin embargo, el presidente Donald Trump negó la mañana de este 5 de mayo que su gobierno esté vinculado con un supuesto complot para derrocar al mandatario de Venezuela. “Acabo de ser informado. Esa operación no tiene nada que ver con nuestro gobierno", señaló.
Maduro no solo acusó a Trump, también metió en el juego al presidente de Colombia, Iván Duque: “el gobierno de EE.UU. delegó en la DEA y esta delegó en una empresa privada, Silvercorp, toda su planificación operativa. La DEA buscó a los capos y carteles de la Alta Guajira colombiana, buscó a los carteles de La Guajira venezolana y de varios estados del país. Tenemos sus confesiones”, explicó Maduro. El gobierno de Colombia, a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, también negó su vinculación con la insurrección militar.
El gobernante de Venezuela ofreció más detalles de la operación, indicó que las fuerzas de inteligencia del país sabían de los planes de invasión desde hace meses y que la misma estaba originalmente planeada para el pasado 10 de marzo, pero “fueron postergando la fecha”. Maduro señaló que no fue hasta el pasado 1 de mayo que los servicios de inteligencia alertaron que algo estaba en movimiento. “Ya desde el viernes en la noche tuvimos la confirmación del inicio de las operaciones, luego procedimos a activar todos los mecanismos de protección de la costa venezolana”, agregó.
Hasta este 5 de mayo se tiene el momento que las dos presuntas invasiones dejaron 16 detenidos: capitán Antonio Jose Sequea, Adolfo Baduel, primer teniente Raúl Manzanilla, sargento mayor Wilmer Colina, capitán Víctor Pimienta, Rodolfo Rodríguez (exoficial de la Policía de Baruta), Rojas Tapia Estewin, Rumi Mogollon Ederson (exoficial PNB), Israel Ríos, Luis Manuel Paiva, Jefferson Díaz (exfuncionario de la Policía de Miranda), José Alvarado, exfuncionario de la PNB, contramaestre Fernando Andrés Noya, el pesacador Cosmo Rafael Alcalá Acosta; y los estadounidenses Luke Alexander Denman y Aaron Seth.
A pesar de los detenidos y del plan descubierto, el exboina verde, Jordan Goudreau reconoció a Bloomberg que algunos de los miembros de la operación que lidera fueron capturados o asesinados por las fuerzas de seguridad de Venezuela: “La misión principal era liberar a Venezuela, capturar a Maduro, pero la misión en Caracas fracasó. La misión secundaria es establecer campamentos de insurgencia contra Maduro. Ya están en campamentos, están reclutando y vamos a comenzar a atacar objetivos tácticos”. El hombre indicó que hay 52 de sus hombres en el país, pero no ofreció evidencia.
Después de las detenciones, organizaciones defensoras de los derechos humanos en Venezuela se han pronunciado para que la vida de las personas que incurrieron en supuestas invasiones al país sean respetadas. Humberto Prado, designado comisionado para los Derechos Humanos y Atención a las Víctimas, solicitó a la Corte Interamericana de DDHH, a la Oficina de la Alta Comisionada de DDHH de la ONU y al Comité contra la Tortura de Naciones Unidas que intercedan por el resguardo de la vida de los arrestados.