Enya lleva años recluida en un castillo con diez gatos

La artista Enya canta como los ángeles pero es un enigma en lo personal y más si lleva décadas alejada del mundo alojada en un castillo medieval
Enya
 

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La cantante Enya es definitivamente un enigma en lo personal y hasta su nombre real es un laberinto en gaélico, ya que se llama Eithne Pádraigín Ní Bhraonái.

El nombre de Enya es solo una adaptación fonética al inglés para hacerse notar en su carrera musical. La cantante empezó su carrera con sus 8 hermanos y sus tíos gemelos en el grupo irlandés llamado Clannad. Pero a inicios de los años 80, ella abandonó la formación familiar y empezó su carrera en solitario.

Enya es considerada la mayor influencia del género musical denominado “céltica new age” y es que las influencias de coros casi celestiales y música celta en su música son un regalo para los oídos de cualquier amante de la buena música.

Enya posee una de las mayores fortunas económicas de Reino Unido, pero apenas concede entrevistas y tampoco da conciertos ni aparece públicamente, pero sí vende millones de discos.

Se sabe que es más rica que los cantantes Ed Sheeran o que Chris Martin, solo superada por U2 siendo así la primera mujer en la lista de artistas famosas de Reino Unido pero ese dinero a ella le sirve para vivir a su modo, sin hacer mucho ruido y alejada del “mundo civilizado”.

Actualmente Enya sigue yendo a su estudio, situado en el interior del castillo victoriano de ocho habitaciones en el que vive recluida en el pueblo de Killiney, cinco de los siete días a la semana.

Los vecinos de la zona afirman no haberla visto nunca fuera de los altos muros de piedra de su fortaleza con fuertes medidas de seguridad, habitación del pánico incluida.

Sucede que una vez un fan se apuñaló con una foto suya delante de la taberna que administraba su padre y aquel drama la cambió para siempre.

La vida de Enya es una incógnita aunque sí se sabe que vive acompañada del escaso personal de servicio del castillo y de su decena de gatos.

Al firmar su primer contrato con Warner, Enya incluyó una cláusula en su contrato en la que le permitían libertad creativa absoluta y en la que estipulaba que no había tiempos de entrega de canciones y álbumes. Por eso demora cuanto quiere entre álbum y álbum, mientras está recluida en su castillo medieval.

 

 

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