El presidente Joe Biden dijo el viernes, hablando del paquete de infraestructura combinado y los proyectos de ley de reconciliación presupuestaria que la Cámara podría votar en algún momento de esta semana, que cualquiera que esté preocupado por los $ 3,5 billones de este proyecto de ley debería calmarse.
Biden quiso tranquilizar diciendo que el precio será equivalente a deuda “cero” y añadió: “Vamos a pagar por todo lo que gastemos”. Más tarde, el mandatario se mantuvo en la misma posición.
Sus declaraciones, sin embargo, han suscitado críticas, básicamente porque un proyecto que implique inversión y gasto público no puede, matemáticamente, tener costo cero. En esa línea, se pronunció el periodista y analista conservador Brad Polumbo: “No es así como funcionan la economía básica y las matemáticas”. Pagar con nuevos impuestos en lugar de nuevas deudas no significa que algo tenga un costo de "cero dólares".
“Al afirmar que su enorme agenda de gastos no tiene costos reales, el presidente Biden está engañando al público. Si quiere defender una expansión masiva del Estado de bienestar financiada mediante amplias subidas de impuestos, es libre de hacerlo. Pero el presidente no debería ofrecer a los votantes la promesa vacía de un almuerzo gratis, cuando todavía van a estar estancados con el proyecto de ley”, continuó Polumbo.
En teoría, ese paquete de $ 3,5 billones se va a pagar con $ 2.3 billones de aumento en impuestos, $ 700 mil millones en ahorro que saldrá de la reestructuración de Medicare y Medicaid en lo que respecta a la compra de medicamentos farmacéuticos y el resto se va a pagar con crecimiento económico futuro, considerando que el aumento del gasto público va a generar mayor actividad económica y empleo y con ello una mayor recaudación impositiva, incluso superior a la proyectada.
Se trata de una proyección optimista e incluso puede haber sobrestimación de las expectativas, dicen los economistas con posiciones más conservadoras.
Analistas económicos, de hecho, han llegado a bromear a partir de las palabras del presidente. “Es un poco como decir que su hábito de beber puede pagarse por sí solo”, indicó Peter Suderman en Reason.
“Eso es como decir que comprar alimentos en efectivo en lugar de una tarjeta de crédito significa que el precio es cero; no tiene sentido”, apunto Polumbo. “Cada dólar que gasta el gobierno tiene que venir de alguna parte. Ya sea que se financie a través de una deuda adicional o nuevos impuestos, las consecuencias son diferentes, sí, pero todavía hay costos involucrados”.
Las proyecciones ‘esotéricas’ han sido usadas tanto por republicanos como por demócratas, dicen los expertos, para proyectar las bondades de sus iniciativas. Sin embargo, “Las matemáticas no cuadran”, explican. “Si se pudiera gravar la hipocresía, tal vez podríamos equilibrar el presupuesto”.
Para lograr la cantidad de "puntuación dinámica" necesaria para compensar los últimos $ 600 mil millones de nuevos gastos, el proyecto tendría que impulsar la producción económica de Estados Unidos en aproximadamente un 3,5% para 2031, escribió Eric Boehm.
Sin embargo, puede ocurrir que los aumentos de impuestos y los préstamos del proyecto de ley anulen los beneficios de un mayor gasto, surtiendo el efecto contrario y con ello arrastrando el crecimiento a la baja.
La promesa de Biden no solo es dudosa, es engañosa, dicen, porque deja de lado otros elementos y su consecuente impacto presupuestario.
Las afirmaciones de los demócratas que estiman que un mayor gasto generará suficiente crecimiento económico no tienen respaldo. De lo contrario, deben demostrarlo con solidez, se extrae de la crítica esbozada por Chris Edwards, director de estudios de política fiscal en el Cato Institute. "No hay un árbol mágico del dinero en Washington", ironizó Edwards. "Más bien, los contribuyentes finalmente pagarán el gasto a través de los aumentos de impuestos actuales, los aumentos de impuestos futuros y de deuda, y la inflación", indicó.
Hay legisladores que mantienen su escepticismo para respaldar el plan de Biden, les preocupa, con razón, el aumento de la deuda nacional. La promesa de Biden respecto a un precio “cero” es falsa, incluso cuando la Casa Blanca la haya repetido nuevamente el lunes, parafraseando a Boehm en Reason.