Luego de intensos debates en el Congreso y de dos negativas por parte de los republicanos, en días pasados, se aprobó el instrumento legal que permite elevar el techo de la deuda.
Joe Biden promulgó la ley este jueves. La normativa aumenta el límite de la deuda en 480.000 millones de dólares, lo que permitirá que la administración cumpla con los compromisos hasta principios de diciembre.
La medida evita que el gobierno incurra en cesación de pagos con sus acreedores. Ese fue el gran temor de hace unos días, ante la inminencia del agotamiento, el próximo 18 de octubre, de los recursos de emergencia. Existía el riesgo de incurrir en impago de las obligaciones después de esa fecha.
La secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, llegó a advertir que si no se elevaba el techo de la deuda la economía caería en recesión.
El Congreso evitó temporalmente un default, cuestión sin precedentes y que tendría un impacto devastador sobre la economía y perjudicaría a millones de estadounidenses. Pero la disputa entre republicanos y demócratas todavía está por resolverse.
Los republicanos insisten en que los demócratas actúen solos mediante un proceso conocido como reconciliación presupuestaria. Los demócratas estiman que la responsabilidad a este respecto ha de ser bipartidista.
La administración ha recibido una bocanada de oxígeno, pues con esta extensión temporal se evita el que sería un catastrófico incumplimiento del pago de la deuda, pero esa es una solución de corto plazo y ya campea en el aire la próxima crisis fiscal que tendrá lugar a fin de año.
El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, ya anunció otra batalla para diciembre. En una carta enviada la semana pasada a Joe Biden, McConnell dijo que los republicanos del Senado ayudaron a evitar la crisis inmediata, pero advirtió que no cooperarán con los demócratas para volver a elevar el techo de la deuda.