Dos familia colombianas dieron a conocer este jueves 17 de septiembre, la historia de un intercambio accidental de sus hijas en el Hospital Niño Jesús de la ciudad de Barranquilla, Atlántico, después de cuatro años del parto.
El hecho que ocurrió en el 2016 hace preguntar a las familias y a la comunidad cómo pudo suceder esto; una de las hipótesis que plantean los padres de las menores, es una posible confusión que pudo tener una de las enfermeras encargada de asistir los partos.
La responsabilidad de esta historia recae ahora sobre el centro médico, que deberá esclarecer lo ocurrido aquel día o enfrentarse a una presunta demanda millonaria por parte de las familias afectadas.
Según una versión que trascendió en los medios de comunicación, el caso se conoció después de que uno de los padres de una de las menores se percatara de que los rasgos físicos de la niña no coincidían ni con él ni con la madre.
Mientras transcurría el tiempo, la desconfianza del hombre aumentaba cada vez más y tras un reclamo a su esposa por una posible infidelidad, decidió realizarse una prueba de ADN y confirmó que la niña de 4 años de edad no era biológicamente su hija. La madre en defensa, por la acusación de su esposo, también decidió realizarse la misma prueba que arrojó un resultado de incompatibilidad con la niña.
Los padres, con el apoyo de un investigador privado, iniciaron la búsqueda de su hija biológica. A través de un derecho de petición al Hospital Niño Jesús, conocieron los registros de nacimientos de dos niños y dos niñas del día del parto.
Por medio de Facebook, contactaron en septiembre del año pasado a la madre de la otra niña, Rosa, quien reside en el departamento del Cesar; tras varios intentos, la mujer aceptó recibir la llamada que cambió su vida “de manera drástica”, insistiendo que esa no era su hija.
“Un hombre me escribiría de manera insistente. Yo llegué a pensar que querían secuestrar a la niña. Me llegué a sentir acosada. Vivía con miedo, fue muy estresante, pero lo peor llegó después”, comentó Rosa en una entrevista al diario El Heraldo.
Durante la entrevista, Rosa comentó los difíciles momentos que ha tenido que vivir desde que nació su hija, a causa de los cambios físicos que la pequeña iba presentando. "Fue muy duro, hasta el punto que intenté quitarme la vida. Estuve hospitalizada, casi me vuelvo loca. Yo miraba a la niña y la abrazaba. No lo podía creer".
El compañero sentimental de Rosa la acusaba de “que le había sido infiel, que esa no era su hija (...) con los meses fue cambiando su color de piel, cosa que nos extrañó a ambos porque éramos más claros. Y yo para dejar tranquilo el tema me separé de él y las cosas quedaron así”.
Después de aceptar las llamadas y escuchar que posiblemente la niña que ella tenía no era suya, Rosa aceptó hacerse una prueba de ADN y al “enterarme de que la niña no era mía fue muy duro, hasta el punto que intenté quitarme la vida”.
Rosa argumenta que “si yo di a luz a las 4:20 y la otra mujer a las 2:16 por qué la primera niña no estaba identificada, por qué me entregaron a otra bebé”. Con la ayuda de los abogados, espera a que el hospital le dé una explicación del por qué hubo el error con las niñas.
Al referirse a la menor, la ve como su hija y la ama con su vida, además pide que le ayuden y la acompañen para poder enfrentar la situación.