"Aunque el dolor queme, todo va a valer la pena (...) Estamos a pocos días de lograr el cese de la usurpación", dijo ayer el líder del Parlamento y presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó a docenas de personas congregadas en una céntrica zona de la ciudad de Punto Fijo, donde se ha producido un corte masivo del servicio eléctrico.
La llegada de Guaidó a la localidad se produjo con más de cinco horas de retraso debido a los diversos controles de carretera impuestos por las autoridades.
Según han indicado varios testigos a la agencia de noticias Reuters, el acto ha sido iluminado con faros improvisados y los teléfonos móviles de los asistentes. "No están solos en esta lucha, la comunidad internacional está con ustedes. No vamos a perder", ha manifestado. "Sé que la gente está desesperada, todos estamos esperando un cambio", ha añadido.
Los colectivos chavistas volvieron a lanzar ataques contra el contingente de vehículos que traslada a Guaidó y sus allegados. Juan Pablo Guanipa, ex gobernador electo de Zulia, denunció que el coche en el que se trasladaba hacía el estado de Falcón fue retenido por los grupos armados, que trataban de impedir el paso y lanzaron amenazas.
Sin embargo, a pesar de la represión y el hostigamiento, el apoyo masivo de los venezolanos al Presidente del parlamento contradice la teoría de algunos, que han dado por sentado el descenso de la euforia inicial.
Los principales argumentos utilizados es que Maduro mantiene el poder de facto y que los venezolanos siguen atravesando la misma crisis humanitaria tras casi tres meses del reconocimiento de Juan Guaido como presidente interno.
Mientras tanto, Guaidó sigue recorriendo el país en el marco de su anunciada Operación Libertad y los llamamientos que hace siguen siendo atendidos por muchas personas. Sus alocuciones tienen lugar principalmente en zonas empobrecidas que fueron chavistas y donde ahora es recibido con fervor, sin la presencia de colectivos paramilitares o la Guardia Nacional. Guaidó está operando en medio de enormes dificultades logísticas y con un feroz veto en los medios de comunicación oficialistas. En ocasiones, incluso, con dificultades para contratar equipos de sonido para sus alocuciones callejeras.
A pesar de todo ello, movilizaciones como las de ayer confirman que en el entorno de la oposición no cunde nada parecido a la desesperación. Todos interpretan que el juego sigue completamente abierto y con opciones.