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Ruinas de central azucarero cubano se convierten en un bar-disco

Dos jóvenes emprendedores rescataron parte de las ruinas del central “Carmita” e hicieron un bar-discoteca

Actualizado: Fri, 01/20/2023 - 09:52

Dos jóvenes emprendedores cubanos, Daniel Turiño y su pareja, Kevin Ferrer, convirtieron las ruinas del central azucarero “Carmita”, en Villa Clara, en un bar-discoteca al que llamaron “Claro de Luna”, según un reporte de la periodista independiente Laura Rodríguez.

“Esto era antes un basurero”, aseguró Turiño, un enfermero de 25 años. La disco ocupa actualmente lo que antes fueron las oficinas de un central azucarero que en las décadas del 40 y el 50 dio millones de pesos a empresas como “Cuban Cane Sugar o The Royal Bank of Canadá”.

El local alberga algunas ruedas dentadas del antiguo molino y dentro hay varios árboles. Los jóvenes llegan en caballos, carretas, motos eléctricas o en lo que pueden al único sitio de esparcimiento que hoy tiene el poblado, perteneciente al municipio villaclareño de Camajuaní.

“Aparte de la necesidad económica, aquí había una necesidad más grande de recreación. No había absolutamente nada y lo vivía principalmente yo, sin poder salir de mi casa. Lo concebí como café en las tardes (que tampoco había ninguno) y un bar en las noches”, contó Turiño.

El joven enfermero agregó que, para ir a pasear a la capital provincial, Santa Clara, había que “alquilar un carro que te lleve y te traiga. Era un gasto de dinero enorme. Realmente se me estaba yendo la juventud”.

“Eran más de cien vagones de desperdicios. Después tuve que invertir para hacerle la barra, el baño y acomodarlo como tal. El gasto fue muy grande porque las paredes son tan viejas que no cogieron la pintura, por eso la idea de las firmas y los grafitis”, añadió.

El central dejó de moler caña de azúcar en 1999 y desde entonces quedó abandonado. Si en las capitales de provincias en Cuba es difícil que los jóvenes puedan divertirse por las escasas opciones y los precios prohibitivos, en los asentamientos rurales es peor.

“No teníamos ni un lugar para conversar” y “Las personas necesitamos socializar, ver otras caras. Los guajiros también tenemos derecho, porque aquí hay gente con dinero, lo que no había en qué gastarlo”, fueron algunos de los comentarios de los jóvenes entrevistados.

 


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