Más de 60 mil viviendas en Cuba todavía tienen pisos de tierra

El funcionario del régimen cubano Randel Coloma Oduardo, vicepresidente de la Comisión de Industria, Construcciones y Energía, confirmó en la sesión parlamentaria de esta semana que a inicios de 2023 se contabilizaban en la isla 61 mil 559 viviendas con piso de tierra.

Aunque los funcionarios del régimen tenían el plan de eliminar el piso de tierra en más de 22 mil viviendas este año, hasta el mes de mayo apenas habían intervenido en poco más de 2 mil.

Según Coloma, el fondo habitacional en Cuba tiene “cierto grado de deterioro” a causa de “los eventos climatológicos, la rehabilitación y conservación a baja escala y el no cumplimiento del Programa de la Vivienda”. El programa es uno de los más atrasados de las “políticas sociales” de la dictadura.

Si la falta de rehabilitación de los pisos de tierra parece lenta, algo similar ocurre con la eliminación de cuarterías. De un total de 9 mil identificadas hasta el momento, apenas se suprimieron poco más de 100, lo que significa que miles de cubanos siguen viviendo en una gran precariedad.

Por si fuera poco, quedan más de 100 mil viviendas afectadas por ciclones o inundaciones de hace años, de las cuales más de 60 mil son derrumbes totales y parciales. Una solución que el régimen tampoco tiene a mano.

A inicios de 2022, había en el país casi 90 mil viviendas con piso de tierra, según informe de la directora nacional de Vivienda del Ministerio de la Construcción, Vivian Rodríguez Salazar. Aunque la cifra se redujo, la construcción de viviendas y mejoras en este sector está lejos de ser una prioridad para el régimen.

Por ejemplo, en 2021 solo se hicieron el 42% de las viviendas planificadas y las provincias con peores índices de construcción eran Camagüey, Holguín, Santiago de Cuba, Granma y Guantánamo.

Nada más en la provincia de Granma, en el oriente de la isla, a inicios de 2022 existían más de 35 mil viviendas con piso de tierra, lo que evidencia la gran deuda del régimen con los cubanos de a pie. Según el oficialismo, había poca disponibilidad de cemento y se afrontaba un “año duro” para la producción de pisos. Una realidad que no cambia año tras año.

Una vez más los funcionarios del régimen responsabilizaron al embargo estadounidense de estas problemáticas que arrastran por más de 63 años de gobierno castrista.